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PROFECIAS BIBLICAS DE DANIEL Y APOCALIPSIS(El reino del diablo)

Dios es el mejor maestro

Dios trabaja con la repetición. El sabe que el ser humano necesita que se le repitan las cosas para poder aprender y memorizarlas. Es por eso que repite la historia del mundo en diferentes profecías pero desde diferentes perspectivas, aumentando detalles. De esta manera nos ofrece un conocimiento progresivo. Dios enfoca diferentes Ôngulos y confirma los conceptos. De esta manera nuestra comprensión se profundiza y nuestra fe aumenta y la luz se incrementa a medida que estudiamos la Biblia.
En Daniel capĆ­tulo 2, Dios presenta la historia de este mundo mediante una imagen de 4  metales, resaltando su historia pagana e idólatra.
En Daniel capƭtulo 7, Dios presenta la misma historia de este mundo mediante 4 bestias salvajes, resaltando su historia bƩlica y violenta.



Las transiciones del cuarto reino


El cuarto y Ćŗltimo metal (Roma) de la profecĆ­a de Daniel capĆ­tulo 2 sufre una transición, pues a las piernas de puro hierro se agrega un nuevo elemento con el cual es mezclado, en la fase final de los pies y los 10 dedos: el ”barro cocido de alfarero”. Dan. 2:40-43. De esta manera el hierro queda mezclado con el barro hasta el retorno de Jesucristo, representado por la piedra que desmenuza el hierro y el barro y los demĆ”s metales, poniendo fin a los reinos terrenales.
TambiĆ©n la cuarta y Ćŗltima bestia (Roma) de la profecĆ­a de Daniel capĆ­tulo 7 sufre esta transición, pues a “la bestia terrible y espantosa” a la cual salen 10 cuernos en su fase final, le sale otro cuerno pequeƱo “entre ellos”. Dan. 7:7, 8, 19, 20, 24. Este cuerno pequeƱo equivale al elemento del “barro cocido de alfarero” de Daniel capĆ­tulo 2, con el cual es mezclado, en la fase final de los pies y dedos. Y de esta manera los 10 cuernos (en realidad los 7 restantes, pues 3 son arrancados) tienen en medio de ellos “el cuerno pequeƱo”, hasta el retorno de Jesucristo, despuĆ©s del juicio en el cual “la bestia terrible y espantosa” con todos sus cuernos (grandes y pequeƱo) es muerta y entregada al fuego, poniendo fin a este reino enemigo. Dan. 7:11, 26.

El juicio divino y el eterno reino de Dios

La mirada de Daniel es alzada al cielo y ve el inicio del juicio. Dios padre (el Anciano de dĆ­as) se sienta como Juez y los libros son abiertos. Millones de Ć”ngeles estĆ”n presentes en esa escena impresionante. Dan. 7:9, 10. Entonces la mirada de Daniel desciende nuevamente a una escena terrenal en la cual se le presenta el castigo final y definitivo que recibe “la bestia terrible y espantosa” con su cuerno pequeƱo, al ser destrozado y entregado al fuego. Dan. 7:11, 12. Nuevamente su mirada es elevada al cielo donde Daniel ve al hijo de hombre, quien viene con las nubes del cielo hasta Dios Padre (el Anciano de dĆ­as) y recibe el divino reino eterno. Dan. 7:13, 14.
Ojo. ¡Esta no es la venida de Cristo a la tierra, sino la venida de Cristo ante su Padre para recibir el reino eterno antes de retornar a la tierra!
Angeles alrededor del tronoTambién San Juan recibió una visión de este mismo evento y la
relató en el Apocalipsis con las siguientes palabras:
“Y mirĆ©, y oĆ­ la voz de muchos Ć”ngeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su nĆŗmero era millones de millones, que decĆ­an a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabidurĆ­a, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza.” Ap. 5:11.
De este viaje para recibir su reino, antes de retornar a la tierra nos habla el SeƱor JesĆŗs en una parĆ”bola, diciendo: “Oyendo ellos estas cosas, prosiguió JesĆŗs y dijo una parĆ”bola, por cuanto estaba cerca de JerusalĆ©n, y ellos pensaban que el reino de Dios se manifestarĆ­a inmediatamente. Dijo, pues: Un hombre noble se fue a un paĆ­s lejano, para recibir un reino y volver.” Lucas 19:11, 12.

El Hijo del Hombre

¡JesĆŗs aplica el tĆ­tulo “El Hijo de Hombre” mĆ”s de 40 veces a sĆ­ mismo! He aquĆ­ unos ejemplos:
“Estando ellos en Galilea, JesĆŗs les dijo: El Hijo del Hombre serĆ” entregado en manos de hombres, y le matarĆ”n; mas al tercer dĆ­a resucitarĆ”.” Mat. 17:22, 23.
“Entonces JesĆŗs le dijo: Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?” Luc. 22:48.
“Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se habĆ­a perdido.” Luc. 19:10.
“JesĆŗs le dijo: TĆŗ lo has dicho; y ademĆ”s os digo, que desde ahora verĆ©is al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.” Mat. 26:64.
El amplio tema del juicio con todas sus implicaciones, libros y etapas estudiaremos con detalle en otro tema.

Daniel no se conforma con un conocimiento superficial

La reacción de Daniel, después de recibir toda la visión acerca de las 4 bestias, del juicio divino y del reino eterno de Dios, es la siguiente:
“Se me turbó el espĆ­ritu a mĆ­, Daniel, en medio de mi cuerpo, y las visiones de mi cabeza me asombraron. Me acerquĆ© a uno de los que asistĆ­an, y le preguntĆ© la verdad acerca de todo esto. Y me habló, y me hizo conocer la interpretación de las cosas.” Dan. 7:15, 16.
¡Daniel desea saber mĆ”s! Sin saberlo aplicó el principio presentado por el SeƱor al decir:
“Pedid, y se os darĆ”; buscad, y hallarĆ©is; llamad, y se os abrirĆ”.” Mat. 7:7.
¡CuĆ”n gran ejemplo para nosotros! Igual que Daniel, nosotros no debemos conformarnos con lo que sabemos, sino profundizar e indagar mĆ”s. Si Daniel no hubiese tenido interĆ©s y no hubiese preguntado, quizĆ”s ahĆ­ se hubiese terminado este impresionante capĆ­tulo 7. Pero gracias a Daniel y su profundo interĆ©s por saber y conocer las profecĆ­as, en Ć”ngel responde y nosotros tenemos las respuestas.
El Ć”ngel le responde resumiendo la visión del capĆ­tulo, diciendo: ”Estas cuatro grandes bestias son cuatro reyes que se levantarĆ”n en la tierra. DespuĆ©s recibirĆ”n el reino los santos del AltĆ­simo, y poseerĆ”n el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre.” Dan. 7:17, 18.
Pero Daniel no se conforma y sigue preguntando, pero esta vez con mucha mÔs precisión. Su interés especial radica concretamente en la cuarta bestia con sus 10 cuernos y su cuerno pequeño.

“Entonces tuve deseo de saber la verdad acerca de la cuarta bestia, que era tan diferente de todas las otras, espantosa en gran manera, que tenĆ­a dientes de hierro y uƱas de bronce, que devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies; asimismo acerca de los diez cuernos que tenĆ­a en su cabeza, y del otro que le habĆ­a salido, delante del cual habĆ­an caĆ­do tres; y este mismo cuerno tenĆ­a ojos, y boca que hablaba grandes cosas, y parecĆ­a mĆ”s grande que sus compaƱeros.” Dan. 7:19-20.
¿Por quĆ© el interĆ©s de Daniel radica en conocer acerca de la cuarta bestia con todos sus cuernos? La razón es porque ¡Daniel ya entendĆ­a las primeras tres bestias! SabĆ­a perfectamente que se trataba de Babilonia, Medo-Persia y Grecia. Daniel conocĆ­a a estos tres reinos por nombre. Recuerde que de Babilonia y Medo-Persia era incluso ciudadano. Vea Dan. 2:37-39; 5:28-31; 6:1-3; 8:20, 21.
Hay que notar que Daniel tampoco pregunta por el juicio, ni por el reino eterno de Dios, pues todo esto lo entendĆ­a. Lo Ćŗnico que le intrigaba de la visión que precisaba mĆ”s información era acerca de aquella cuarta “bestia terrible y espantosa” con sus cuernos.
Lo primero que hace Dios despuĆ©s de la pregunta de Daniel es mostrarle que el cuerno pequeƱo de esta bestia romana “hacĆ­a guerra contra los santos, y los vencĆ­a, hasta que vino el Anciano de dĆ­as, y se dio el juicio a los santos del AltĆ­simo; y llegó el tiempo, y los santos recibieron el reino.” Dan. 7:21, 22.
Lo que Dios destaca aquƭ es el hecho que este cuerno pequeƱo persigue y destruye a Sus santos, pero que El intervendrƔ por ellos en el juicio y que Ʃstos finalmente recibirƔn Su reino eterno.
Entonces el Ć”ngel sigue respondiendo y explicando la cuarta bestia con todas sus implicaciones aumentando algunos detalles notorios respecto a su “cuerno pequeƱo”, que en la fase final de la bestia romana juega el rol principal, pues la Palabra de Dios se limita finalmente a dar solamente detalles adicionales respecto a ella.

“Dijo asĆ­: La cuarta bestia serĆ” un cuarto reino en la tierra, el cual serĆ” diferente de todos los otros  reinos, y a toda la tierra devorarĆ”, trillarĆ” y despedazarĆ”. Y los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarĆ”n diez reyes; y tras ellos se levantarĆ” otro, el cual serĆ” diferente de los primeros, y a tres reyes derribarĆ”. Y hablarĆ” palabras contra el AltĆ­simo, y a los santos del AltĆ­simo quebrantarĆ”, y pensarĆ” en cambiar los tiempos y la ley; y serĆ”n entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo.” Dan. 7:23-25.
Con razón el cuerno pequeƱo “parecĆ­a mĆ”s grande que sus compaƱeros”. Dan. 7:20.
 “Pero se sentarĆ” el Juez, y le quitarĆ”n su dominio para que sea destruido y arruinado hasta el fin, y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del AltĆ­simo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirĆ”n y obedecerĆ”n.”  Dan. 7:26, 27.
Acerca de este reino eterno de Dios el rey Nabucodonosor de Babilonia y el rey DarĆ­o de Medo-Persia habĆ­an dado sus testimonios universales movidos por la fe en esta realidad divina. Vea Dan. 4:1-3, 34; 6:25, 26.
Ya hemos estudiado con bastante detalle la cuarta bestia (Roma Imperial) y sus 10 cuernos (la subdivisión de su imperio por medio de la invasión de las 10 tribus bÔrbaras). Respecto al cuerno pequeño que creció en la bestia romana entre los 10 y que obtiene al final el lugar primordial entre ellos, ya hemos leído bastantes características. En otro tema nos dedicaremos a estudiar el cuerno pequeño con todas sus características en detalle.

El prĆ­ncipe de este mundo

Recordemos que el diablo tiene desafortunadamente a este mundo terrenal en sus garras, pues “engaƱa al mundo entero”. Ap. 12:9. Es por eso que JesĆŗs llama al diablo “el prĆ­ncipe de este mundo”. Juan 12:31. El apóstol Pablo lo llama inclusive “el dios de este mundo”.  2 Cor. 4:4. El diablo, despuĆ©s de usurpar el trono terrenal, se siente dueƱo de este mundo, de sus reinos y de la gloria de ellos. Es por eso que mostró a JesĆŗs en una visión satĆ”nica “todos los reinos del mundo y la gloria de ellos” tentando al SeƱor ofreciĆ©ndolos a Ć©l, diciendo “todo esto te darĆ©, si postrado me adorares”. Mat. 4:8, 9.
Con razón los Imperios terrenales siguen casi siempre un mismo patrón. Primero se levantan mediante guerras violentas. Luego implementan la idolatría y muchas veces a adoración del sol. Entonces se vuelven soberbios y veneran a hombres y finalmente caen. Y luego la historia se repite. Vea Ap. 15:5, 18.

La relación del pueblo de Dios con los reinos temporales

Fueron 4 reinos que conquistaron a Israel uno tras otro. Primero Babilonia, luego Medo-Persia, entonces Grecia y finalmente Roma. Israel era como una pelota entre estos cuatro grandes Imperios consecutivos, pues tuvo que cambiar 4 veces seguidos de soberano terrenal. Recordemos que estos cuatro reinos fueron representados por Dios por un lado como potencias idólatras y por otro lado como reinos bélicos y violentos.

La relación del pueblo de Dios con Babilonia – Relativamente buena

Recordemos que Dios permitió la conquista de los hebreos por parte de los babilónicos por su infidelidad, rebeldía y desobediencia hacia Dios y sus mensajeros. Jerusalén fue destruida y con ella el maravilloso templo de Salomón. Los objetos sagrados del templo fueron saqueados y el pueblo llevado cautivo a Babilonia. 2 Cro. 36:11-19.
Daniel y sus tres amigos estudiaron en la “Universidad” de Babilonia y llegaron a cumplir funciones administrativas importantes. Daniel llegó a ser gobernador de la provincia de Babilonia e incluso consejero profĆ©tico de dos reyes babilónicos (Nabucodonosor y Belsasar). Dan. 2:26, 48, 49; 3:30; 4:8; 5:12, 29.
El rey Nabucodonosor llegó a conocer y aceptar al verdadero Dios, Creador de los cielos y de la tierra, gracias la fe y el testimonio de Daniel y sus 3 amigos fieles. Dan. 2:47; 3:28; 4:1-3, 34, 37.
Babilonia no desarraigó a JudÔ y Jerusalén completamente. A algunos judíos se les permitió quedarse en CanaÔn, que llegó a ser una provincia de Babilonia. 2 Rey. 24:14; 25:12. Un gobernador babilónico fue puesto sobre ellos que les trató bastante bien. Vea 2 Rey. 25:22, 24.

La relación del pueblo de Dios con Medo-Persia – Buena

Recordemos que Daniel era un amigo personal del rey DarĆ­o de los medos y con bastante seguridad tambiĆ©n del rey Ciro de los persas, pues “prosperó durante el reinado” de ambos. Dan. 6:28. Daniel llegó a ser inclusive el principal gobernador sobre el Imperio Medo-Persa bajo DarĆ­o. Dan. 6:1-3.
Bajo los Medo-Persas, los hebreos recibieron el permiso de retornar a sus tierras en CanaÔn y recuperar la independencia de su nación. Los reyes Medo-Persas Darío, Ciro y Artajerjes facilitaron el retorno a CanaÔn y la reconstrucción de Jerusalén y del templo. Les permitieron tener nuevamente una administración autónoma con regentes, jueces, leyes e impuestos propios, etc. Los libros bíblicos de Esdras y Nehemías cuentan esta historia detalladamente.
De todas maneras hubo dos complots asesinos durante este Imperio en contra del Pueblo de Dios. El primero era principalmente contra el hebreo Daniel, con el propósito de arrojarlo al foso de los leones para que sea devorado por ellos. Pero en realidad era contra todos los judíos, pues se les impuso mediante un decreto de muerte a todos de adorar al rey como si fuese un dios. Vea Daniel capítulo 6. El segundo complot se dirigía principalmente contra el hebreo Mardoqueo bajo el reinado de Asuero, rey posterior de Medo-Persia. Este complot se dirigía también contra todo el pueblo hebreo, para exterminarlos mediante un genocidio. Vea el libro bíblico de Ester. En ambas situaciones, los reyes Medo-Persas (Darío como también Asuero) fueron manipulados para apoyar estas leyes por maliciosos e influyentes funcionarios de alto rango. Los reyes deshicieron luego estos complots, protegieron a los hebreos y castigaron con la muerte a los autores de esto complots asesinos.

La relación del pueblo de Dios con Grecia – Muy buena

“Parece que los JudĆ­os y los Griegos no tenĆ­an entre sĆ­ relaciones estrechas hasta que Alejandro el Grande invadió el Egipto, la Siria y el Oriente.” “Diccionario de la Santa Biblia” Editorial Caribe – W. W. Rand – PĆ”gina 263.
La relación que tuvo el pueblo de Dios con Grecia es muy interesante. El gran conquistador Alejandro Magno tuvo simpatía y respeto por los judíos. El no peleó contra ellos ni destruyó su ciudad, mucho menos su santo templo. Al contrario, les ofreció garantías para que se establezcan en Alejandría, la ciudad nombrado por él. Alejandro Magno absorbió al pueblo hebreo pacíficamente en su imperio griego.
La historia nos cuenta que cuando Alejandro Magno se acercó con sus ejércitos a Jerusalén, todos los sacerdotes le esperaron con sus vestimentas ceremoniales y le mostraron los pasajes del libro de Daniel que hablaban acerca del griego que iba a conquistar a los medopersas. Dan. 8:3-7, 20-22.

El historiador judĆ­o Flavio Josefo lo describió asĆ­: “Cuando fue mostrado a Alejandro Magno el libro  de Daniel, en el que Daniel declaraba que un griego destruirĆ­a el imperio persa, Ć©l supuso que Ć©l era la persona de la que se hablaba.”
Es probable que Alejandro Magno haya tenido interĆ©s por saber mĆ”s acerca de las profecĆ­as de Daniel, y con seguridad los sacerdotes utilizaron la circunstancia providencial para mostrar a Alejandro Magno otros detalles profĆ©ticos para ganar su corazón para la verdad. Con seguridad le mostraron tambiĆ©n los versĆ­culos siguientes, que presentaron el cuarto reino (la bestia terrible y espantosa) que vendrĆ­a despuĆ©s de Grecia, y acerca de su cuerno pequeƱo que serĆ” quebrantado, “aunque no por mano humana” sino mediante “la roca” que representa el retorno del SeƱor y el comienzo del reino eterno de Dios. QuizĆ”s Alejandro Magno se sorprendió al conocer que aquel “reino terrible y espantoso” con su cuerno pequeƱo “se engrandecerĆ” contra el prĆ­ncipe de los ejĆ©rcitos… y se levantarĆ” contra el PrĆ­ncipe de los prĆ­ncipes [el MesĆ­as]” Dan. 8:9, 10, 23-25; 2:44, 45.
Y no solo eso. Probablemente los sacerdotes judĆ­os le abrieron tambiĆ©n el siguiente capĆ­tulo del libro de Daniel y le mostraron que ese reino quitarĆ” la vida al MesĆ­as PrĆ­ncipe y que despuĆ©s JerusalĆ©n y el templo, que fueron destruidos por los babilónicos y reconstruidos durante el Imperio de los medopersas, serĆ”n destruidos nuevamente por aquel reino “terrible y espantoso” que vendrĆ” despuĆ©s de Grecia. Dan. 9:25-27.

La relación del pueblo de Dios con Roma –Terrible y espantosa

“La toma de JerusalĆ©n por Pompeyo, 63 A.C., y por Sosio, 36 A.C., puso a los JudĆ­os bajo el dominio de Roma, y Judea pasó a formar parte de la provincia Romana de Siria, en el destierro de Arquelao, 6 A.C.” “Diccionario de la Santa Biblia” Editorial Caribe – W. W. Rand – PĆ”gina 302.
Bajo el Imperio Romano los judíos estaban sometidos a un yugo difícil. Nuevamente eran una nación conquistada y subyugada a un reino pagano. Legionarios romanos patrullaban las calles, Herodes y Poncio Pilato gobernaban sobre ellos en el tiempo de Cristo y tuvieron que pagar tributos a César. Mat. 22:19-21.
Los cristianos que vivían durante aquella época y conocieron las profecías de Daniel, estaban totalmente conscientes de vivir en el cuarto y último reino predicho por el profeta.
Hipólito, que vivió entre 160 a 236 de nuestra era, y fue, se cree, discípulo de Ireneo, uno de los teólogos mayores de su época, dice en su exposición de Daniel 2 y Daniel 7:
“La cabeza de oro de la imagen y la leona denotaban a los babilonios; los hombros y los brazos de plata, y el oso representaban a los persas y los medos; y el vientre y los muslos de metal, y el leopardo significaban los griegos, que ejercieron la soberanĆ­a desde el tiempo de Alejandro; las piernas de hierro y la bestia espantosa y terrible, expresaban a los romanos, que conservan la soberanĆ­a actualmente; los dedos de los pies que eran en parte de arcilla y en parte de hierro, y los diez cuernos, eran emblemas de los reinos que todavĆ­a se han de levantar; el otro cuerno pequeƱo que crece entre ellos significaba el Anticristo en su medio; la piedra que hiere la tierra y trae jucio al mundo era Cristo.” Hipólito, “Tratado sobre Cristo y el Anticristo.” “Ante-Nicene Fathers,” tomo 5, pĆ”g. 210, pĆ”r. 28.

JesĆŗs era un gran conocedor de las profecĆ­as de Daniel

El SeƱor Jesucristo da a entender la vital necesidad de leer, estudiar y entender las profecƭas del libro de Daniel. Mat. 24:15, 16; Marcos 13:14. Es por aquellos estudios profƩticos que el SeƱor sabƭa que iba a ser matado y que despuƩs JerusalƩn y el templo iban a ser destruidos nuevamente. Dan. 9:25-27.
¡JesĆŗs sabĆ­a que serĆ­a matado! Es por eso que anunció en varias ocasiones su muerte, sin olvidar de mencionar tambiĆ©n su resurrección. Mat. 16:21; 17:23.
¡AdemĆ”s sabĆ­a que despuĆ©s de su muerte JerusalĆ©n serĆ­a destruido y con ella el templo!
Cuando los discĆ­pulos le mostraron los edificios del templo, JesĆŗs dijo: “¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedarĆ” aquĆ­ piedra sobre piedra, que no sea derribada.” Mat. 24:1, 2.
Pero JesĆŗs les dio una seƱal de huĆ­da, con dĆ©cadas de anticipación, diciendo: “Por tanto, cuando veĆ”is en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel  (el que lee, entienda), entonces los que estĆ©n en Judea, huyan a los montes.” Mat. 24:15, 16; Marcos 13:14.
El apóstol Lucas transmite las palabras de Cristo con mĆ”s precisión, aclarando quien es aquel “abominable desolador” de Dan. 9:24-27 que destruirĆ” a JerusalĆ©n y el templo.
“Pero cuando viereis a JerusalĆ©n rodeada de ejĆ©rcitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado. Entonces los que estĆ©n en Judea, huyan a los montes; y los que en medio de ella, vĆ”yanse; y los que estĆ©n en los campos, no entren en ella… Porque vendrĆ”n dĆ­as sobre ti, cuando tus enemigos te rodearĆ”n con vallado, y te sitiarĆ”n, y por todas partes te estrecharĆ”n, y te derribarĆ”n a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarĆ”n en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación.” Lucas 21:20, 21; 19:43, 44.
En el aƱo 70 d.C. llegó el cumplimiento de la profecĆ­a. JerusalĆ©n fue sitiada por los ejĆ©rcitos del general romano Tito. ¡Su destrucción era terrible y espantosa! Murieron aproximadamente 1 millón de judĆ­os de manera violenta y cruel. Muchos fueron crucificados al intentar huir de la ciudad. Otros fueron vĆ­ctimas de las hambrunas y de terrible violencia con la cual JerusalĆ©n fue tomada finalmente.
¡El templo fue destruido completamente!

“La ciudad y el templo fueron tomados por Tito, y totalmente destruidos, 70-71 d.C., y la nación judĆ­a dejó de existir en la tierra de sus padres.” “Diccionario de la Santa Biblia” Editorial Caribe – W. W. Rand – PĆ”gina 321.
¡Pero ningĆŗn cristiano murió, pues 4 aƱos antes se dio la seƱal de huĆ­da, mencionada por Jesucristo! En el aƱo 66 d.C. JerusalĆ©n fue sitiada por el general romano Cestio. Este se retiró repentinamente y sus tropas fueron vencidas en su retirada.

Roma el reino principal del diablo

JesĆŗs desenmascara a aquel Imperio, que destruirĆ” con sus ejĆ©rcitos la santa ciudad, como “tus enemigos”. ¡Solamente acerca de “la bestia terrible y espantosa” (Roma) dice JesĆŗs que es el enemigo del pueblo de Dios! Lucas 19:43, 44.
Recuerde ademÔs que Herodes ya intentó asesinar al niño Jesús desde su mismo nacimiento. Mateo 2:13, 16. Tres décadas después, Cristo fue asesinado finalmente bajo los gobernantes romanos Herodes y Poncio Pilato. El diablo estaba finalmente detrÔs de estos crímenes.
Luego los discípulos y apóstoles, y los seguidores de Jesús en general fueron perseguidos por varios emperadores romanos durante siglos. Bajo los siguientes emperadores hubo persecuciones mayores o menores de los cristianos: Nerón, Domiciano, Trajano, Marco Aurelio, Séptimio Severo, Maximiano, Decio, Valerio, Aureliano y Diocleciano.
AdemĆ”s en el Imperio Romano predominaban los vicios, la idolatrĆ­a, la esclavitud, la violencia y la dureza. Los romanos se regocijaban con espectĆ”culos macabros de gladiadores que se peleaban hasta la muerte y de cristianos devorados por bestias salvajes e incinerados como “espectĆ”culo pĆŗblico” en las arenas, los coliseos, los estadios y los anfiteatros.

Solamente “la cuarta bestia” es llamada dragón. Pues el diablo se manifestó en ese imperio de sobremanera. Con razón esta cuarta bestia terrible y espantosa el “el enemigo” del pueblo de Dios representado por el dragón, sĆ­mbolo mismo del diablo. Recuerde Ap. 12:1-9.
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