Brasilia, Brasil… [ASN] Hermilia Quispe Ramos, natural del departamento de Puno, Perú, es una mujer emprendedora. Quispe compró una máquina fotocopiadora y unos pocos suministros con su microcrédito y abrió su propio negocio. Con el dinero que ella ganó, mantuvo los estudios de leyes de ella y de su hijo. Ambos se graduaron y hoy la madre es una abogada exitosa en la ciudad de Juliaca, al sudeste de Perú, donde se especializa en defender los derechos de mujeres y niños empobrecidos de la ciudad. Este es solo un resultado de los beneficios que la Agencia Adventista para el Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA-Perú) ofrece a miles de mujeres peruanas por medio de su Programa de Microfinanzas con el apoyo de USAID. Iniciativa que la ha hecho reconocida como una de las principales entidades de crédito en el país.
El programa volvió a despuntar luego que el Congreso de la República del Perú concediera a la Agencia, el 09 de septiembre de este año, el reconocimiento por sus 50 años de actuación en el país.
El gobierno de Perú, al elogiar a la Agencia la ha reconocido por distribuir unos 110 millones de dólares en micropréstamos a más de 17.000 personas, mayormente mujeres, durante los últimos 19 años.
“Son la organización número uno de microfinanzas en toda Latinoamérica”, dijo Jonathan Duffy, presidente de ADRA Internacional, que asistió al día de celebraciones en la ciudad de Lima- capital del Perú-, el mes pasado. “Su trabajo aquí en Perú es muy apreciado y reconocido por el gobierno”, agregó.
El servicio de crédito, llamado Programa de Microfinanciamiento, es el programa más grande y de mayor duración de ADRA en Perú, y reparte unos 5,8 millones de dólares por año. Está en el primer puesto entre las entidades de crédito latinoamericanas, incluyendo a grandes bancos, en términos de calidad de portafolio, según Microfinance Information Exchange, organización sin fines de lucro con sede en Washington que sigue las microfinanzas. La clasificación significa que es más probable que los prestatarios de ADRA amorticen sus préstamos en Latinoamérica.
“El programa no solo capacita a las mujeres en buenas prácticas de negocios, sino que también enseña la importancia del ahorro al requerir que los emprendedores ahorren una porción de los préstamos que se les proporcionan”, dijo ADRA en una declaración por correo electrónico.
Natalia Lopez- Thismon, vocera de ADRA señaló que la capacitación es clave para asegurar que las mujeres sean capaces de amortizar sus préstamos. Además dejó en claro que las mujeres por lo general ya son emprendedoras, “ya tienen ese instinto”.
Los préstamos pueden ser de apenas 50 o 100 dólares estadounidenses, pero rinden mucho en las manos correctas, dijo Lopez-Thismon. Ella contó que vio a una mujer que vendía goma de mascar en la calle, usar sus préstamos para abrir heladerías o hasta comenzar a vender ropa a Europa.
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Historia del programa
El Programa de Microfinanciamiento comenzó con una subvención equivalente de USAID, agencia controlada por el gobierno estadounidense, que tiene la comisión de ayudar a mujeres de todo Perú a establecer sus negocios; mientras que al mismo tiempo provee clases de alfabetización, negocios y liderazgo. Menos del diez por ciento de los receptores de los préstamos son hombres. [Equipo ASN, la redacción con informaciones de Andrew McChesney, Adventist Review]
Reporte original en inglés.
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