Emanuele Salles
Imagen & semejanza
Belleza y vestimenta analizados segĂșn los critĂ©rios de la Santa Biblia en un lenguaje mĂĄs informal.Su red social dijo que a usted (no) le gusta
“¡GeneraciĂłn de vĂboras! ¿CĂłmo podĂ©is hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazĂłn habla la boca” (Mateo 12:34).
La gente ha actuado de forma desesperada en busca de popularidad, notoriedad y superioridad. Para aumentar el propio ego, estĂĄ dispuesta a todo. Seguramente usted ya vio comentarios del tipo “Follow back” en las redes sociales. Cuando por primera vez encontrĂ© esta palabra me dio curiosidad. “¿Por quĂ© tanta gente estĂĄ escribiendo esto en el perfil de los otros?” En una bĂșsqueda rĂĄpida en Google descubrĂ que significaba “Seguir de vuelta”. La curiosidad se transformĂł en cuestionamientos. “Pero ¿por quĂ© rogar por seguidores?”, trataba de entender. En mi cabeza no entraba el sentido de “comprar” seguidores. De pronto, ese pedido desesperado por un nĂșmero mayor de amigos virtuales dominĂł la web como una enfermedad contagiosa. El negocio evolucionĂł de una manera tan comercial que pasĂł a generar hasta promociones: “Sigo de vuelta, me gustan diez fotos y aĂșn comento con elogios”. ¿CĂłmo explicar esto? El sitio de la UOL realizĂł un artĂculo sobre este asunto y revelĂł datos alarmantes: una bĂșsqueda rĂĄpida en Instagram por hashtags que utilizan la expresiĂłn “Follow” (“seguir”, en inglĂ©s) da una nociĂłn de la desesperaciĂłn de millones de usuarios en busca de fama en las redes sociales. Son 138 millones de resultados para el tĂ©rmino “Follow me” (“sĂgame”, en inglĂ©s), ademĂĄs de 1,2 millones para “Follow back” (Seguir de vuelta) y 382 mil para “cambio likes”. AdemĂĄs de irritante, esta prĂĄctica termina ayudando a diseminar spams y da ganancia a aplicaciones que prometen aumentar seguidores y “Me gusta”.
Puede estar seguro, asimismo se crearon aplicaciones pagas para que las personas aumenten los “Me gusta” y reciban seguidores. Para quien prefiere no gastar dinero, la forma es gastar paciencia ajena, invadir perfiles principalmente de personas famosas, y llenar sus publicaciones con propuestas para la popularidad. Esta actitud es tan inoportuna que hizo surgir varias campañas en su contra. “Usted ganarĂĄ seguidores siendo interesante, no implorando”, fue el mensaje publicado por mucha gente que se oponĂa a estas corrientes. “¿Quiere muchos seguidores? Patee una colmena”, decĂa otra. Hasta mujeres embarazadas crearon su propia propuesta: “Cambio ‘Me gusta’ por pañales”. EncontrĂ© conveniente una nota que la BBC Brasil hizo sobre el asunto. Vea este pĂĄrrafo:
Ana Paula acaba de publicar una selfie clĂĄsica en Instagram: El rostro de cerca, con anteojos oscuros, amplia sonrisa y con los dedos formando la ‘V’ de victoria. Resultado inmediato: 101 Me gusta y decenas de comentarios: “linda”, “diva”, “musa”, “top”. Pero la buena repercusiĂłn no es fruto del ĂĄngulo elegido en su Smartphone. La joven estĂĄ entre los millones de brasileños aficionados a la autopromociĂłn basada en intercambios en las redes sociales, y acaba de agregar una novedad entre los usuarios: el hashtag “#trocoelogios”. La dinĂĄmica es sencilla: Paula y sus amigos pasan horas de su dĂa comentando fotos de figuras populares, como Neymar, Valesca Popozuda y Mc GuimĂ©. Por medio de hashtags, claman por un ‘Me gusta’ de otros usuarios en sus publicaciones, prometen retribuirlas y, ahora, tambiĂ©n negocian frases positivas con quien elogia sus caras y bocas. La meta es acumular el mayor nĂșmero posible de interacciones positivas y medir su popularidad online.
Miren quĂ© interesante. Los especialistas creen que ese fenĂłmeno solo reproduce en el medio online lo que siempre sucediĂł en la calle, la escuela y dentro de casa. No es algo nuevo. La sociedad tiene una necesidad desesperada de aceptaciĂłn. Por ejemplo, ¿por quĂ© chicas y chicos cristianos publican selfies sensuales? Ya hablĂ© de eso AQUĂ. Por detrĂĄs de todo, ellos tienen sed de elogios. Esas situaciones son solo algunas de las diversas revelaciones de una humanidad sin amor propio y con baja autoestima. Muchos defienden la importancia de amar al prĂłjimo, pero ignoran el “como a sĂ mismos” (GĂĄlatas 5:14). Las personas no confĂan en sĂ mismas ni se creen especiales, por eso emplean el plan B, construyen una fachada linda y ficticia. AsĂ, se contentan con la miseria del “parece, pero no es”, desisten de amarse a sĂ mismos y de invertir en su propia realidad. El ansia de popularidad, aunque fake (falsa), es algo mucho mĂĄs profundo de los que las personas creen. Es una cuestiĂłn de baja autoestima, baja autoconfianza y baja valorizaciĂłn personal. Y alguien que se encuentra con tantos “bajos” en la vida no distingue mĂĄs que el piso. Comparan e intercambian elogios, pero se olvidan que la persona que “teme al Señor, esa serĂĄ alabada” (Proverbios 31:30). A travĂ©s de las formas de expresiĂłn nuevas, el ser humano expone al mundo sus vacĂos, “Porque cual es su pensamiento en su corazĂłn, tal es Ă©l” (Proverbios 23:7).
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