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PROFECIAS BIBLICAS DE DANIEL Y APOCALIPSIS(El cuarto reino)

El terrible y espantoso cuarto reino de hierro

Recordemos que el cuarto y Ășltimo metal con sus diez dedos, equivale a la cuarta y Ășltima bestia con sus diez cuernos (Daniel 2 y 7). ¡Roma! En ambas profecĂ­as se añade un nuevo elemento. En Daniel 2 se agrega el barro cocido de alfarero mezclĂĄndose con el hierro en los pies y los 10 dedos de la imagen, equivalente al cuerno pequeño que en Daniel 7 se mezcla entre los diez cuernos.
En los temas anteriores ya hemos identificado a este cuarto y Ășltimo reino como Roma. Estamos viendo que Roma sufre una transiciĂłn con sus 10 dedos (10 cuernos) y su barro (cuerno pequeño) que analizaremos en este tema y en el siguiente.
Pero lo que ya sabemos es lo siguiente:
JesĂșs define a Roma como el enemigo del pueblo de Dios. Luc. 21:20, 21.
Daniel define a Roma como el desolador del Mesías, de Jerusalén y del templo. Dan. 9:26, 27.
San Juan define a Roma como el dragĂłn, dando a entender que se trata de un reino diabĂłlico. Ap. 12:1-5.
¡Ni Babilonia, ni Medo-Persia, ni Grecia son llamados enemigos del pueblo de Dios! Ninguno de los tres es comparado con el dragĂłn, ni llamado el desolador. MĂĄs bien el pueblo de Dios tuvo bastante buenas relaciones con estos tres imperios, como estudiamos en el tema anterior.
Pero en este tema veremos dos razones adicionales para entender con mayor detalle, por qué Roma se merece realmente los tres títulos que acabamos de ver (enemigo, desolador y dragón).

1) Roma arrebata al pueblo de Dios su “tierra prometida”

Dios habĂ­a dado a su pueblo un lugar para establecerse y habitar. GĂ©n. 12:1; 11:31. Se trataba de CanaĂĄn, la tierra donde fluye leche y miel. Ex. 3:17; Lev. 20:24. TambiĂ©n llamada “la tierra prometida” (Hebreos 11:9), “la tierra de los Hebreos” (GĂ©n. 40:15), “la tierra de Israel”, “la tierra de JudĂĄ” o “Judea”, “La Tierra Santa” y “Palestina”.
¡Ni Babilonia, ni Medo-Persia, ni Grecia quitaron al pueblo de Dios sus tierras! Durante el cautiverio de Babilonia, “la tierra de JudĂĄ” llegĂł a ser una provincia del Imperio babilĂłnico, y Nabucodonosor puso un gobernante sobre aquel lugar. 2 Rey. 25:22, 24. Bajo los Medo-Persas a los hebreos les fue permitido volver a sus tierras y reconstruir su ciudad y su templo y ser nuevamente una naciĂłn autĂłnoma. Bajo los griegos, CanaĂĄn llegĂł a ser incluido pacĂ­ficamente en el territorio del Imperio Griego, pero el pueblo de Dios tuvo un muy buen trato con ese reino.
¡Pero la historia fue otra bajo el Imperio Romano!
La ciudad y el templo fueron tomados por Tito, y totalmente
destruidos, 70-71 d.C., y la naciĂłn judĂ­a dejĂł de existir en la tierra de sus padres.” “Diccionario de la Santa Biblia” Editorial Caribe – W. W. Rand – PĂĄgina 321.
“Los dos puntos focales de su desarrollo [del JudaĂ­smo] fueron las dos destrucciones del templo de JerusalĂ©n en 583 a.C. y 70 d.C.” La segunda tuvo como consecuencia “la destrucciĂłn del estado JudĂ­o en 70 d.C.” y una “extensa dispersiĂłn de los judĂ­os” por el mundo. Diccionario de historia de la Iglesia / Wilton M. Nelson / pĂĄg. 619.
JesĂșs predijo que como consecuencia de la destrucciĂłn de JerusalĂ©n por los ejĂ©rcitos romanos, los judĂ­os “serĂĄn llevados cautivos a todas las naciones.” Lucas 21:24.
He aquĂ­ la primera razĂłn adicional porque Roma es el enemigo y el desolador del pueblo de Dios y llamado el dragĂłn. Los hebreos fueron el Ășnico pueblo en la historia del mundo que recibieron de parte de Dios un territorio definido. ¡Pero el poder diabĂłlico romano se atreviĂł a arrebatar al pueblo de Dios por la violencia lo que Dios le habĂ­a dado mediante la promesa! Con mucha razĂłn los primeros cristianos vieron en el Imperio Romano el cumplimiento del nĂșmero de la bestia, el seiscientos sesenta y seis. Dios mostrĂł en visiĂłn a San Juan esta bestia romana con sus 10 cuernos y con las mismas caracterĂ­sticas de cuerno pequeño en Apocalipsis 13, donde recibe el nĂșmero misterioso 666. Vea Ap. 13:1, 2, 5-7, 18 y compare con Dan. 7:7, 8, 21-25.
Roma no solo destruyó a los judíos, sino también a los cristianos durante siglos.

El nĂșmero de la bestia: 666

LatĂ­n era el idioma oficial del Imperio Romano. Lateinos significa “La persona que habla latĂ­n”. Ireneo (125 d.C. al 200 d.C.) era obispo de Lyon. El dijo: “Entonces Lateinos tiene el nĂșmero seiscientos sesenta y seis; y es una muy probable soluciĂłn, que este sea el nombre de este Ășltimo reino (de los cuatro vistos por Daniel). Ya que los latinos son aquellos que reinan actualmente”. “Contra los herejes” por Ireneo, libro 5, cap. 30, pĂĄr. 3
LATEINOS“La persona que habla LatĂ­n”en griego
L  =    30lambda
A  =      1alpha
 =  300tau
 =      5epsilon
I   =     10iota
 =    50nu
O  =    70omicron
S  =   200sigma
————
    666
ROMIITH“El reino romano”en hebreo
R     =    200resh
O     =       6waw (vav)
M    =      40mem
I      =       10yod
I      =       10yod
TH  =     400taw
———-
   666

HE LATINE BASILEIA  “El reino latino”
en griego antiguo
H  =       0(transliteral)
Cristianos quemados y devorados vivos
Cristianos quemados y devorados vivos por los leones en el coliseo de Roma del Imperio Romano para espectĂĄculo de los romanos.
E  =       8eta
L  =      30lambda
A  =        1alpha
T  =    300tau
I   =      10iota
 =     50nu
 =       8eta
B  =      2beta
A  =      1alpha
S  =   200img
I   =     10iota
L  =     30lambda
E  =      5epsilon
I   =     10iota
A  =      1alpha
 ———-666 
 http://biblelight.net/666.htm

Dios el esposo – La iglesia su esposa

Una mujer representa en la simbología bíblica y profética una Iglesia o Religión, siendo Dios su marido o esposa. Vea: 2 Cor. 11:2; Is. 54:5; Oseas 2:16, 19, 20, Ap. 19:7, 8; etc. La relación que Dios desea tener con su mujer es la siguiente. El desea guiarla, sostenerla, amarla y cuidarla, etc. Y Dios exige de su mujer que le sea leal, fiel y obediente, etc.

El JudaĂ­smo se convierte en ramera

En una Ă©poca de su historia, el JudaĂ­smo llegĂł a ser temporalmente una ramera al ir tras la idolatrĂ­a y las imĂĄgenes de las naciones que la rodearon (Egipto, Asiria y Babilonia) como veremos en el pasaje siguiente. Una ramera es una mujer (Iglesia o ReligiĂłn) que se apartĂł de Dios y tuvo relaciones ilĂ­citas y prohibidas. En el tema 15 ya hemos tocado algo de estas simbologĂ­as. Pero ahora veremos mĂĄs detalles.
Hijo de hombre, notifica a JerusalĂ©n sus abominaciones… Te hice
multiplicar como la hierba del campo; y creciste y te hiciste grande, y llegaste a ser muy Hermosa… Y pasĂ© yo otra vez junto a ti, y te mirĂ©, y he aquĂ­ que tu tiempo era tiempo de amores; y extendĂ­ mi manto sobre ti, y cubrĂ­ tu desnudez; y te di juramento y entrĂ© en pacto contigo, dice el Señor, y fuiste mĂ­a… Pero confiaste en tu hermosura, y te prostituiste a causa de tu renombre, y derramaste tus fornicaciones a cuantos pasaron; suya eras. Y tomaste de tus vestidos, y te hiciste diversos lugares altos, y fornicaste sobre ellos… te edificaste lugares altos, y te hiciste altar en todas las plazas… Y fornicaste con los hijos de Egipto, tus vecinos… Fornicaste tambiĂ©n con los asirios, por no haberte saciado; y fornicaste con ellos y tampoco te saciaste. Multiplicaste asimismo tu fornicaciĂłn en la tierra de CanaĂĄn y de los caldeos, y tampoco con esto te saciaste. ¡CuĂĄn inconstante es tu corazĂłn, dice JehovĂĄ el Señor, habiendo hecho todas estas cosas, obras de una ramera desvergonzada, edificando tus lugares altos en toda cabeza de camino, y haciendo tus altares en todas las plazas!”Ez. 16:2, 7, 8, 15, 16, 24, 26, 28-31, 35.

El Cristianismo se convierte en ramera

Dios nos revela en el libro del Apocalipsis una segunda manera en la que una mujer (Iglesia o ReligiĂłn) se convierte en ramera. Ocurre cuando la Iglesia abandona a Dios y se une con la polĂ­tica terrenal. Es decir cuando la Iglesia se une con el Estado.
“Vino entonces uno de los siete ĂĄngeles que tenĂ­an las siete copas, y hablĂł conmigo diciĂ©ndome: Ven acĂĄ, y te mostrarĂ© la sentencia contra la gran ramera, la que estĂĄ sentada sobre muchas aguas; con la cual han fornicado los reyes de la tierra, y los moradores de la tierra se han embriagado con el vino de su fornicaciĂłn… y en su frente un nombre escrito, un misterio: BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA… Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas.” Ap. 17:1, 2, 5, 15.

2) Roma proclama al Cristianismo la religiĂłn oficial del Imperio

La razĂłn que nos provee Dios en el Apocalipsis por la que la Iglesia llegĂł a ser una ramera con el nombre de Babilonia es la siguiente. La Iglesia “fornicĂł con los reyes de la tierra”. Es decir abandonĂł a Dios y se metiĂł con la polĂ­tica global. Tuvo relaciones prohibidas e ilĂ­citas con los gobiernos del mundo. La Iglesia se uniĂł con el Estado.


“El año 313 el emperador Constantino promulgĂł el Edicto de MilĂĄn por el que se reconocĂ­a oficialmente al Cristianismo, se proclamaba la seguridad del culto y se concedĂ­a a las comunidades cristianas la consideraciĂłn de personas jurĂ­dicas… Esta etapa de la historia de la Iglesia se cierra con el decreto del emperador Teodosio (379-395) por el que se proclamĂł el Cristianismo como la religiĂłn oficial del Imperio[Romano].” Historia del Hombre. Alcides Parejas Moreno, Don Bosco Editorial, p. 133.
He aquĂ­ la segunda razĂłn adicional porque Roma es el enemigo y el desolador del pueblo de Dios y llamado el dragĂłn. ¡La Iglesia (el pueblo de Dios) fornicĂł justamente con el enemigo! ¡No pudo elegir una pareja peor! Se metiĂł con el desolador. Su uniĂł al dragĂłn.
¡Ni Babilonia, ni Medo-Persia, ni Grecia hicieron del JudaĂ­smo la religiĂłn oficial de sus Imperios! Pero justamente Roma hizo del Cristianismo la religiĂłn oficial de su Imperio.

Dios condena la unificaciĂłn de Iglesia y Estado

¡La religiĂłn y la polĂ­tica no deberĂ­an unirse nunca! La opiniĂłn de Cristo al respecto es muy clara:
“Dad, pues, a CĂ©sar lo que es de CĂ©sar, y a Dios lo que es de Dios.” Mat. 22:21. JesĂșs era un defensor de la separaciĂłn de Iglesia y Estado,
Cuando se une la religiĂłn con la polĂ­tica surge el siguiente gran problema.
Como consecuencia de esta uniĂłn prohibida se emiten leyes religiosas que tienen como fruto la persecuciĂłn de minorĂ­as que creen diferente. Pues cuando el Estado se une con la ReligiĂłn, dicta lo que el poblador debe creer y lo que no debe creer y como el habitante debe adorar y como no debe adorar. ¡De esta manera se pierde la libertad religiosa y de consciencia! La intolerancia religiosa aumenta y la persecuciĂłn inicia.
He aquĂ­ 3 ejemplos de la consecuencia fatal de la unificaciĂłn de Iglesia y Estado.
Babilonia: Nabucodonosor, como cabeza de la Iglesia y del Estado babilĂłnico, emitiĂł una “ley religiosa” imponiendo la adoraciĂłn de una estatua dorada. Todos aquellos que no obedecerĂ­an, iban a ser echado en un horno de fuego. Dan. 3.
Medo-Persia: DarĂ­o, como cabeza de la Iglesia y del Estado de medopersia, emitiĂł una “ley religiosa” imponiendo la adoraciĂłn de si mismo durante un lapso de un mes. Todos aquellos que no obedecerĂ­an adorando al rey, iban a ser arrojados en un foso de leones. Dan.6
Roma: Algunos sacerdotes judĂ­os deseaban matar al JesĂșs. Pero no tenĂ­an el poder para realizar su objetivo por sus propios medios. Tuvieron que buscar el brazo polĂ­tico de los gobernadores Herodes y Poncio Pilato. Y ¡cuando la religiĂłn se uniĂł con la polĂ­tica, JesĂșs fue crucificado! Lucas 22 y 23.
Con razĂłn Dios rechaza y desaprueba enfĂĄticamente y categĂłricamente la uniĂłn de la ReligiĂłn con la PolĂ­tica. Es algo tan ofensivo para Dios, que si su Iglesia o Pueblo se une con los gobiernos de este mundo deja de ser su “mujer/esposa” y se convierte en una “ramera fornicaria”.

RESUMEN HISTÓRICO ANTICIPADO

Después de este resumen histórico encontrarå varias citas de diferentes libros históricos y diccionarios respecto a los eventos históricos que resumiremos a continuación.

Imperio Romano
A la bestia romana le salen 10 cuernos. Tras ellos sale un cuerno pequeño delante del cual son
arrancados 3 de los 10 cuernos primeros. Ya hemos estudiado que se trata de las 10 tribus bårbaras que conquistaron al Imperio Romano y lo subdividieron en 10 partes. En realidad conquistaron e hicieron caer al Imperio Romano Occidental pues el Imperio Romano Oriental se mantuvo todavía durante 10 siglos mås. He aquí la subdivisión del Imperio Romano en las dos piernas de hierro de la imagen profética de Daniel 2.
Inicialmente hubo un grupo de ancianos/obispos en cada congregación o iglesia cristiana local. Ellos fueron elegidos por los miembros de la comunidad de fieles. Se trataba de personas reconocidas como íntegras e idóneas para ese cargo dentro de la congregación. En el siglo IV hubo un cambio y ya solo hubo un anciano/obispo por iglesia o congregación cristiana el cual ya no fue elegido por las bases sino por el cuerpo electoral restringido y estrictamente señalado. Ellos llegaron a ejercer funcionas políticas a parte de sus funciones religiosas. Luego hubo obispos sobre obispos. Y los obispos de las ciudades mås importantes luchaban por la supremacía obispal. En Occidente era la ciudad de Roma y en Oriente eran las ciudades de Constantinopla, Antioquía, Alejandría y Jerusalén.



Cuando la sede del Imperio Romano fue trasladada de Roma a Constantinopla (la “Nueva Roma”), el obispo de Roma llegĂł a ser el obispo mĂĄs poderoso de Occidente, heredando el poder de los emperadores romanos de Occidente, y fue llamado el papa.

El Papa

Roma Occidental


Los obispos de las cuatro ciudades mĂĄs importantes del Oriente fueron llamados patriarcas. El mĂĄs poderoso entre ellos con supremacĂ­a sobre los demĂĄs llegĂł a ser el patriarca de Constantinopla(la “Nueva Roma”), llamado el “Patriarca EcumĂ©nico o Universal”.La religiĂłn de Roma Occidental, bajo el papado, llegĂł a ser la Iglesia CatĂłlica Romana y la religiĂłn de Roma Oriental, bajo los patriarcas, llegĂł a ser la Iglesia Ortodoxa Oriental. “Ortodoxa” viene de las palabras griegas que significan “creencia correcta”. Los patriarcas de Oriente no reconocieron la supremacĂ­a del papa de Roma. LlegĂł a un Cisma (divisiĂłn).

Patriarca Roma Oriental



Las 10 tribus bĂĄrbaras fueron cristianizadas. 7 de ellas aceptaron el catolicismo romano, siendo los francos bajo Clodoveo la primera de ellas. Pero 3 de las tribus bĂĄrbaras aceptaron el arrianismo (doctrina que no reconoce la divinidad de Cristo). Fueron los hĂ©rulos, los vĂĄndalos y los ostrogodos. En el año 476, Odoacro, jefe de la tribu bĂĄrbara arriana de los hĂ©rulos obligĂł al emperador romano RĂłmulo AugĂșstulo a abdicar, hecho que puso fin e hizo caer al Imperio Romano de Occidente.

Los emperadores del Imperio Romano de Oriente aceptaron la fe catĂłlica romana y se pusieron en marcha para destruir a las tribus arrianas que significaban una seria amenaza. Hay que mencionar sobre todo a dos de los ellos: ZenĂłn y Justiniano. ZenĂłn enviĂł a Teodorico, que estaba establecido con sus ostrogodos sobre territorio de Roma Oriental, a Italia para que se establezca en aquellas tierras cĂĄlidas. De esta manera ZenĂłn se deshizo de la  amenaza de los ostrogodos arrianos en sus propios territorios y provocĂł una guerra entre los ostrogodos y les hĂ©rulos arrianos que estaban asentados en Italia y gobernaban en Roma. Tras cinco años de lucha, en el año 493, los hĂ©rulos fueron vencidos y se perdieron en la historia. Teodorico matĂł personalmente a Odoacro. Quedaban solo 2 reinos arrianos. Los vĂĄndalos en el norte de África y los ostrogodos como nuevos gobernantes sobre Italia y Roma.

Entonces hubo otro emperador en Oriente. Justiniano. El era un fiel catĂłlico romano y deseaba liberar al obispo de Roma de los arrianos, y a los catĂłlicos del norte de África de las persecuciones arrianas. Justiniano proclamĂł al obispo de roma como “cabeza de todas las santas iglesias” y enviĂł a su general Belisario en una guerra santa para convertir o eliminar a los arrianos de Occidente. Belisario destruyĂł primero a los vĂĄndalos en el norte de África en el año 534. Entonces marchĂł con sus tropas de 5000 hombres hacia Roma. LlegĂł a ser prisionero de la ciudad que deseaba liberar, pues los ostrogodos la sitiaron con 150.000 soldados. Entonces los ostrogodos cometieron un fatal error estratĂ©gico. Destruyeron los 14 acueductos que llevaban agua a Roma. Pensaron en obligar a Belisario a rendirse, cortando el suministro vital. Pero provocaron su propia destrucciĂłn, pues el agua se estancaba alrededor de Roma, creando enfermedades por causa de los mosquitos que se desarrollaron. En marzo de 538 Belisario derrotĂł a los ostrogodos fĂĄcilmente que habĂ­an sido diezmados por las enfermedades.
¡De esta manera fueron arrancadas las 3 tribus bĂĄrbaras que no aceptaron al obispo de Roma como su autoridad! Los hĂ©rulos en 493, los vĂĄndalos en 534 y los ostrogodos en 538. Ya no hubo oposiciĂłn contra el obispo de Roma quien comenzĂł a ejercer soberanĂ­a absoluta sobre las demĂĄs tribus bĂĄrbaras en el antiguo Imperio Romano Occidental. Los papas llegaron a ser en cierto sentido la continuaciĂłn religiosa-polĂ­tica de los antiguos cesares romanos.
Vale mencionar que hubo otra tribu arriana que eran los visigodos. Pero ellos no causaron problemas al papado pues estaban al otro extremo europeo mås allå de los poderosos francos católicos que protegieron al obispo de Roma. Los visigodos dejaron de ser arrianos pues también se convirtieron al catolicismo romano y llegaron a ser la nación española.

CITAS HISTÓRICAS DE LOS DIFERENTES ASPECTOS MENCIONADOS

La conversiĂłn de las 10 tribus bĂĄrbaras al Cristianismo

“La conversiĂłn era un proceso lento, por lo que los efectos de la conversiĂłn de los pueblos germanos no se evidenciaron desde el principio, sino que fueron manifestĂĄndose sucesivamente, en mĂșltiples modos, durante muchos siglos de la historia europea. Por ende, la Iglesia dio a la Europa cristianizada una unidad que substituyĂł a la vieja unidad romana destrozada por los germanos.” “Historia del mundo” Editorial Iberia – R. Flenley y W. N. Weech – PĂĄginas 318.
Recuerde que fueron 10 tribus bĂĄrbaras que se dividieron el Imperio Romano cuando cayĂł en 476 d.C. re presentados por los 10 dedos del cuarto y Ășltimo metal de la imagen de Daniel 2 y por los 10 cuernos de la cuarta y Ășltima bestia de Daniel 7.
7 de ellas aceptaron el cristianismo catĂłlico romano.  Fueron las siguientes tribus:
1)
Los AnglosajonesInglaterra
2)
Los FrancosFrancia
3)
Los Germanos (Alamanes)Alemania
4)
Los LombardosItalia
5)
Los SuevosPortugal
6)
Los VisigodosEspaña
7)
Los BurgundiosSuiza

“La conversiĂłn de los bĂĄrbaros. Al primitivo movimiento monĂĄstico se debiĂł la conversiĂłn al cristianismo de los pueblos germĂĄnicos. Godos y vĂĄndalos se habĂ­an convertido al arrianismo, mientras Clodoveo, rey de los francos, se convirtiĂł al cristianismo ortodoxo [catĂłlico romano], con muchos de los suyos.” “Historia del mundo” Editorial Iberia – R. Flenley y W. N. Weech – PĂĄginas 316.
Y 3 de ellas aceptaron el cristianismo arriano. Fueron las siguientes tribus:
8)
Los OstrogodosFueron destruidos
9)
Los HĂ©rulosFueron destruidos
10)
Los VĂĄndalosFueron destruidos

El arrianismo

El diccionario define arrianismo de la siguiente manera: “HerejĂ­a que negaba la eternidad de Jesucristo el Hijo de Dios como el Logos. Fue condenada por el Concilio de Nicea en 325. Arrio dijo (para citar a SĂłcrates EscolĂĄstico): “Si el Padre engendrĂł al Hijo, aquel que fue engendrado tuvo un principio en cuanto a la existencia: y de esto se hace evidente que hubo (un tiempo) cuando el Hijo no existĂ­a. Por lo tanto la consecuencia necesaria es que Ă©l tuvo su subsistencia de la nada”. Diccionario de historia de la Iglesia / Wilton M. Nelson / pĂĄg. 82.
“El arrianismo afirmaba que Cristo no era consustancial al Padre, sino creado por Él y, por tanto, temporal y no divino; el concilio de Nicea condenĂł esta doctrina y reafirmĂł la divinidad de Cristo.” “Historia Universal”, Editorial Oceano, P. 284.

Las tribus bĂĄrbaras se convierten – algunas al arrianismo y otras al catolicismo romano

La primera tribu bĂĄrbara que se convirtiĂł al catolicismo romano fueron los francos (Francia). Era en su Ă©poca la tribu mĂĄs poderosa entre las diez que conquistaron al imperio romano.
“El principal de aquellos reinos mayores era el de los francos… Un cierto Clodoveo o Ludovico se convirtiĂł rey de los francos… Pagano primero, se convirtiĂł al catolicismo cuando comprendiĂł el beneficio que le representarĂ­a tener la Iglesia catĂłlica a su lado. No se convirtiĂł, pues, a la fe arriana, sino a la catĂłlica…” “Historia del mundo” Editorial Iberia – R. Flenley y W. N. Weech – PĂĄginas 296.
Fueron los misioneros, reyes y ejércitos francos que apoyaron sobre todo en la cristianización católica de las demås tribus bårbaras.
“La instalaciĂłn de pueblos germanos que practicaban el arrianismo o el paganismo… obligĂł a las autoridades eclesiĂĄsticas a practicar una polĂ­tica de atracciĂłn sobre los invasores, que acabaron aceptando el catolicismo entre los siglos V y VI… una polĂ­tica de transmutaciĂłn de lugares, ritos y costumbres paganas en cristianas, señalada por el propio Papa, permitiĂł la conversiĂłn de los anglosajones en los primeros años del siglo VII… de fecha mĂĄs tardĂ­a data la evangelizaciĂłn de Germania, en la que participaron misioneros… del reino franco… La zona de BĂ©lgica fue cristianizada por el franco San Amando… La regiĂłn del sur de Alemania, Suiza y Austria recibieron la nueva fe… Frisia y Bavaria fueron dĂ©bilmente cristianizadas… con el apoyo de los ejĂ©rcitos y reyes francos.” 293, 294.

Los 3 cuernos arrancados

La primera característica mencionada del cuerno pequeño en la profecía del libro de Daniel es el hecho que arranca a 3 cuernos. Este hecho es tan importante que se repite tres veces en el capítulo 7 del libro de Daniel. Es por eso que tenemos que estudiarlo con tanta amplitud para dar un buen fundamento histórico a la comprensión de esta profecía
“Mientras yo contemplaba los [diez] cuernos, he aquĂ­ que otro cuerno pequeño salĂ­a entre ellos, y delante de Ă©l fueron arrancados tres cuernos de los primeros…” Dan. 7:8.
“Entonces tuve deseo de saber… acerca de los diez cuernos que tenĂ­a en su cabeza, y del otro [el cuerno pequeño] que le habĂ­a salido, delante del cual habĂ­an caĂ­do tres…” Dan. 7:19, 20.
“Y los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarĂĄn diez reyes; y tras ellos se levantarĂĄ otro [el cuerno pequeño]… y a tres reyes derribarĂĄ.” Dan. 7:24.
Los arrianos no reconocieron a al obispo de Roma como cabeza de la cristiandad porque tuvieron otra fe creyendo cosas diferentes. Estaban en oposiciĂłn con el catolicismo romano y llegaron a ser un obstĂĄculo para el obispo de Roma en su esfuerzo de tomar el control de todo el antiguo Imperio Romano. La controversia agitaba durante siglos al mundo cristiano y los arrianos se hicieron en todo lugar grandes enemigos del papa y de la Iglesia CatĂłlica Romana. La difusiĂłn del arrianismo frenaba la marcha del catolicismo romano. AdemĂĄs la posesiĂłn de Italia y de su renombrada capital por un pueblo arriano era fatal para la supremacĂ­a de un obispo catĂłlico. La diferencia irreconciliable en la religiĂłn era fuente constante de celos y odio. Los obispos romanos, fueron asediados por todos lados.
“Por otro lado, se establece, mediante una variedad de los anales mĂĄs autĂ©nticos, que tanto los emperadores como las naciones en general distaban mucho de sentirse dispuestos a soportar con paciencia el yugo de servidumbre que la sede de Roma estaba imponiendo arrogantemente a la iglesia cristiana. Los prĂ­ncipes godos pusieron lĂ­mites al poder del obispo de Roma en Italia; no permitĂ­an que nadie fuese elevado al pontificado sin su aprobaciĂłn, y se reservaban el derecho de juzgar la legalidad de cada nueva elecciĂłn.” Juan L. Mosheim, “An Ecclestiastical History, Ancient and Modern.” Tomo 1, pĂĄgs. 113, 114.

La caĂ­da del Imperio Romano de Occidente

Recordemos que fueron los reinos bĂĄrbaros que invadieron al Imperio Romano. En detalle ya lo hemos estudiado en el tema 10 de este seminario. He aquĂ­ un recordatorio:
“Invasiones y reinos bĂĄrbaros. Al este se hallaban los godo, en el centro los vĂĄndalos y lombardos y hacia el Oeste los francos, alamanes, anglos y sajones, por mencionar sĂłlo unas cuantas de las muchas tribus y subtribus. No podemos decir con precisiĂłn lo que las llevĂł a presionar cada vez mĂĄs el Imperio romano… Y una ve los bĂĄrbaros en la frontera romana, el señuelo de tierras mĂĄs cĂĄlidas, la riqueza y la debilidad del Imperio los incitaron.”  “Historia del mundo” de R. Flenley y W.N. Weech, Editorial Iberia, pĂĄg. 292.
“La <<ruptura>> del Imperio Romano. Los inicios de la Ă©poca bĂĄrbara… la invasiĂłn de los bĂĄrbaros: <<La civilizaciĂłn romana no ha muerto de muerte natural. Ha sido asesinada>>… al este… estaban los godos, divididos en ostrogodos y visigodos; en el centro y oeste, los vĂĄndalos… burgundios… suevos, alamanes… y francos… al norte… se encontraban los anglos… sajones y lombardos…” “Historia Universal”, Editorial Oceano, P. 264, 265.
“A partir del siglo II d.C. tribus bĂĄrbaras empezaron a movilizarse en las fronteras del Imperio. Ya en el siglo IV constituyeron una grave amenaza, pues el año 410 saquearon la ciudad de Roma… Y, por Ășltimo, el año 476 el jefe germano Odoacro [de los HĂ©rulos] obligĂł al [Ășltimo] emperador romano [de Occidente – RĂłmulo AugĂșstulo] a abdicar, hecho que marca el fin de la Edad Antigua.” “Historia del Hombre” de Alcides Parejas Moreno, Editorial, Don Bosco. pĂĄg. 120.

El Imperio Romano se quiebra en Occidente y Oriente

“Mientras el Imperio de Occidente caĂ­a ante el empuje de los bĂĄrbaros el año 476, el de Oriente se mantuvo diez siglos mĂĄs.” “Historia del Hombre” de Alcides Parejas Moreno, Editorial, Don Bosco. pĂĄg. 121. El Imperio Romano de Oriente se llegĂł a conocer con el nombre de “Imperio Bizantino” o “Imperio Romano Oriental Bizancio”.
“El imperio de Occidente se dividĂ­a en reinos bĂĄrbaros. Desde el 476 ya no hubo emperador de Occidente y el de Oriente sĂłlo retenĂ­a, al oeste, las islas italianas y ciertos fragmentos de la penĂ­nsula itĂĄlica… Mientras la Iglesia de Occidente se atenĂ­a al papa de Roma, la de Oriente tenĂ­a en Constantinopla su propio patriarca, y los usos de las Iglesias catĂłlicas de Roma y Grecia fueron difiriendo tanto, que en 1054 sobrevino entre ambas un cisma final y tajante.” “Historia del mundo” Editorial Iberia – R. Flenley y W. N. Weech – PĂĄgina 299, 302.
“Éstos [los patriarcas de Roma Oriental], sucesores directos de los emperadores romanos, eran autĂłcratas, jefes a la par de la Iglesia y el Estado, y monarcas de pueblos de muchas lenguas y razas diseminadas en los tres Continentes de Asia, África y Europa.” “Historia del mundo” Editorial Iberia – R. Flenley y W. N. Weech – PĂĄginas 303.
Un monarca es el “jefe de una monarquĂ­a”. Una monarquĂ­a es un “gobierno en que el poder supremo reside en una sola persona”. Diccionario de la lengua española / Veron, pĂĄg. 452.

La lucha por la supremacĂ­a de los obispos

Originalmente habĂ­a grupos de obispos o ancianos en cada iglesia y congregaciĂłn cristiana y nadie ejercĂ­a autoridad sobre otro. Respecto al desarrollo de la organizaciĂłn eclesiĂĄstica dice lo siguiente. Preste atenciĂłn ademĂĄs a la uniĂłn entre la religiĂłn con la polĂ­tica.
“El obispo… A sus funciones puramente religiosas, añadiĂł otras de carĂĄcter polĂ­tico administrativo, al deteriorarse el gobierno municipal y regional romano… Con el tiempo, fue afirmĂĄndose la supremacĂ­a de aquellos obispos que residĂ­an en la capital de las antiguas provincias –los cuales recibieron el nombre de metropolitanos- y que ejercĂ­an una especie de jefatura sobre las diferentes diĂłcesis de su entorno… el primitivo sistema de elecciĂłn del obispo por la comunidad de fieles y presbĂ­teros fue sustituido por el cuerpo electoral restringido y selecto señalado… En Oriente, por encima de los metropolitanos se encontraban los titulares de sedes de singular importancia por razones histĂłricas, religiosas o polĂ­ticas: los patriarcas de AntioquĂ­a, AlejandrĂ­a, JerusalĂ©n y Constantinopla.”  “Historia Universal”, Editorial Oceano, P. 289, 290.
“Gradualmente, con… el reconocimiento imperial de la iglesia en el siglo IV, fue surgiendo el obispo Ășnico a cargo de una diĂłcesis o grupo de iglesias. Generalmente se trataba de alguien que encabezaba una ciudad o iglesia urbana… TambiĂ©n surgieron obispos sobre obispos; es decir: papa, patriarca, metropolitano y arzobispo… La estrecha relaciĂłn entre la iglesia y el estado y el ascenso al poder en el Occidente de la sede de Roma, tuvieron un efecto importante sobre el desarrollo del episcopado. Durante y despuĂ©s de los tiempos medievales los obispos eran tanto señores temporales como espirituales.” Diccionario de historia de la Iglesia / Wilton M. Nelson / pĂĄg. 793.

La lucha por la supremacĂ­a obispal

“DetrĂĄs de las controversias teolĂłgicas se escondĂ­an luchas por establecer la supremacĂ­a entre los cuatro grandes patriarcados de Oriente –AntioquĂ­a, AlejandrĂ­a, JerusalĂ©n y Constantinopla- y de Ă©stos respecto a Roma[de Occidente].” “Historia Universal”, Editorial Oceano, P. 284.
“Al principio del siglo V, el cristianismo era la religiĂłn oficial y admitida del Imperio romano, con una organizaciĂłn fundada, en considerable parte, en la misma organizaciĂłn del Imperio. Las provincias imperiales eran provincias eclesiĂĄsticas y las ciudades tenĂ­an sus obispos, siendo los principales los de Roma, AlejandrĂ­a y AntioquĂ­a. Sobre los obispos estaba el Concilio de la Iglesia y bajo ellos la jerarquĂ­a eclesiĂĄstica que se habĂ­a elaborada gradualmente.” “Historia del mundo” Editorial Iberia – R. Flenley y W. N. Weech – PĂĄgina 313.

La victoria del obispo de Roma y el origen del Papado

“El pontĂ­fice aparece cada vez mĂĄs como el jefe temporal de Roma (que se convirtiĂł en centro de la Cristiandad)”. “Historia Universal”, Editorial Oceano, P. 289.
Acerca de la historia de Roma dice el diccionario de historia de la Iglesia lo siguiente: “Pero que la ciudad… se convirtiera en la Roma Cristiana, no es sino reflejo de que su obispo era el Ășnico oficial de alto rango que permanecĂ­a en ella, cuando primero el gobierno imperial fue trasladado al norte [a Ravena], y luego en 476 oficialmente dejĂł de existir.” Diccionario de historia de la Iglesia / Wilton M. Nelson / pĂĄg. 922.
“El Papado. El obispo de Roma, primitiva capital y centro del Imperio, era sede que se suponĂ­a fundada por San Pedro mismo… La fundaciĂłn de Constantinopla y la decadencia del Imperio occidental acrecieron su importancia. Al trasladarse el asiento de la autoridad imperial a Ravena, el obispo de Roma se convirtiĂł en la primera autoridad romana y despuĂ©s en la de toda Italia. Las invasiones bĂĄrbaras produjeron nuevas responsabilidades que los obispos de Roma supieron afrontar magnĂ­ficamente… Desde el 476 dejĂł de haber emperador en Occidente y el Papado, como ya procede llamar al episcopado de Roma, heredĂł mucha parte de la autoridad del emperador en Occidente, añadiendo esto al gran poder espiritual que empezaba a ejercer sobre toda la Iglesia de Oeste.” “Historia del mundo” Editorial Iberia – R. Flenley y W. N. Weech – PĂĄginas 313, 314.
Acerca del origen del Papado dice el diccionario lo siguiente: “Roma no conociĂł un episcopado monĂĄrquico al menos hasta el siglo II. En las persecuciones y conflictos doctrinales de los siglos II y III fue creciendo la importancia de Roma, aunque su primacĂ­a estĂĄ lejos de ser universalmente aceptada… El papel decisivo de LeĂłn I en el Concilio de Calcedonia contribuyĂł a afirmar la autoridad doctrinal del obispo de Roma, aunque tampoco aquĂ­ fue universalmente aceptado. Podemos resumir este perĂ­odo afirmando que la sede romana fue adquiriendo, en la prĂĄctica, una centralidad creciente, al menos en occidente, y como consecuencia se desarrollaron tambiĂ©n las afirmaciones teĂłricas acerca de la autoridad… de su obispo, a quien denominaron el “papa”. Diccionario de historia de la Iglesia / Wilton M. Nelson / pĂĄg. 822.

Constantinopla – la “Nueva Roma” del Oriente

“Cuando Constantino se convirtiĂł en emperador a principios del siglo IV d.C., inmediatamente reconociĂł que Roma estaba demasiado dejos para ocuparse de los problemas orientales del Imperio Romano… El 11 de mayo de 330 Constantino dedicĂł la “Nueva Roma” y llamĂł “Constantinopla” a su nueva capital… el principio del Imperio Bizantino… Constantino fue responsable de una nueva dimensiĂłn del trono imperial. Se consideraba el representante de Dios en la tierra y otorgĂł un carĂĄcter sagrado a su poder soberano. Cuando hizo del cristianismo la religiĂłn estatal del Imperio Romano, era muy lĂłgico que asumiera un papel entre los obispos de la iglesia como su fuera uno de ellos… AsĂ­ la iglesia y el estado comenzaron a trabajar en Constantinopla de manera mĂĄs uniforme… Constantinopla comenzĂł a emerger como el segundo centro de poder religioso, solo superado por Roma en importancia. El obispo de Constantinopla comenzĂł a competir con el obispo de Roma en cuanto a la primacĂ­a dentro de la iglesia cristiana… el oriente griego se consideraba igual al occidente latino… los dirigentes eclesiĂĄsticos del oriente se sentĂ­an menos leales a la autoridad del papado romano… La ciudad oriental era, ademĂĄs, griega y tendĂ­a por lo tanto a separarse de Roma en lo concerniente a  asuntos eclesiĂĄsticos.” Diccionario de historia de la Iglesia / Wilton M. Nelson / pĂĄgs. 285, 286.

La Iglesia Ortodoxa Oriental

““Ortodoxa” viene de las palabras griegas que significan “creencia correcta”. Incluidos en la iglesia estĂĄn los cuatro antiguos patriarcados de Constantinopla, AlejandrĂ­a, AntioquĂ­a y JerusalĂ©n… El que encabeza estas iglesias recibe el tĂ­tulo de “patriarca”… El patriarca de Constantinopla es llamado Patriarca EcumĂ©nico o Universal… La segunda etapa ocurriĂł en 1054 cuando el Cisma de Oriente hizo separaciĂłn entre la Iglesia CatĂłlica Romana y la Iglesia Ortodoxa de Oriente… En 313 la perseguida iglesia cristiana por primera vez fue tolerada segĂșn el Edicto de MilĂĄn, del emperador Constantino. En 324 Ă©ste decidiĂł trasladar la capital del Imperio Romano al lugar de la ciudad griega de Bizancio que asĂ­ fue llamada Constantinopla. La Iglesia Oriental a veces se llama a sĂ­ misma “la Iglesia de los Siete Concilios”. Estos concilios, realizados entre 325 y 787, clarificaron la organizaciĂłn y las enseñanzas de la iglesia cristiana… Estos concilios condenaron como herejĂ­as al arrianismo… Los concilios tambiĂ©n decidieron sobre el orden de prioridad entre las cinco sedes patriarcales. A Roma le fue concedida la primacĂ­a en cuanto a honor, a Constantinopla el segundo lugar y despuĂ©s venĂ­an AlejandrĂ­a, AntioquĂ­a y JerusalĂ©n, en ese orden… En 1054 tuvo lugar el Cisma de Oriente que marcĂł la separaciĂłn de la Iglesia Oriental en el Oriente y la Iglesia de Roma en el Occidente… Dieron como causa de la misma, temas de doctrina. Uno de Ă©stos era el asunto de las pretensiones papales. El papa pretendĂ­a poder absoluto tanto en Oriente como en Occidente. Los griegos estaban dispuestos a acordar honores al papa romano pero no la supremacĂ­a universal. SostenĂ­an que los asuntos de fe tenĂ­an que ser finalmente decididos por un concilio de los obispos de la iglesia y no por la autoridad papal.” Diccionario de historia de la Iglesia / Wilton M. Nelson / pĂĄgs. 552, 553.

Papas y Patriarcas

SegĂșn el diccionario Papa es “Jefe supremo de la Iglesia CatĂłlica Romana. Antiguamente se aplicaba a todos los obispos cristianos; a partir del siglo IX el tĂ­tulo se le ha dado exclusivamente al obispo de Roma.” Diccionario de historia de la Iglesia / Wilton M. Nelson / pĂĄg. 822.
SegĂșn el diccionario Patriarca es el “TĂ­tulo usado desde el siglo VI, especialmente en la Iglesia Oriental, para designar a los obispos de las cinco sedes principales de la cristiandad: Roma, AlejandrĂ­a, AntioquĂ­a, Constantinopla y JerusalĂ©n. El patriarca es el jerarca mĂĄs alto en la Iglesia Greco-Ortodoxa… Esta Iglesia no reconoce el gobierno monĂĄrquico (papal) de la Iglesia CatĂłlica Romana. Considera al obispo de Roma como el “Patriarca del Occidente” pero el papa rechaza este tĂ­tulo porque lo coloca al mismo nivel de los demĂĄs patriarcas… Se le concede cierta preeminencia al Patriarca de Constantinopla, por tanto lleva el tĂ­tulo de “Patriarca EcumĂ©nico”… El patriarca de Constantinopla… ha sido considerado como sede suprema de la Iglesia Ortodoxa Oriental.” Diccionario de historia de la Iglesia / Wilton M. Nelson / pĂĄg. 827, 828.

Los HĂ©rulos bajo Odoacro

“A partir del siglo II d.C. tribus bĂĄrbaras empezaron a movilizarse en las fronteras del Imperio. Ya en el siglo IV constituyeron una grave amenaza, pues el año 410 saquearon la ciudad de Roma… Y, por Ășltimo, el año 476 el jefe germano Odoacro [de los HĂ©rulos] obligĂł al [Ășltimo] emperador romano [RĂłmulo AugĂșstulo] a abdicar, hecho que marca el fin de la Edad Antigua.” “Historia del Hombre” de Alcides Parejas Moreno, Editorial, Don Bosco. pĂĄg. 120.

Los Våndalos del Norte de África

“Justiniano encargĂł al mejor de sus generales, Belisario, que se embarcara con un ejĂ©rcito en Constantinopla rumbo al norte de África para destruir a los vĂĄndalos. DespuĂ©s de la crucial batalla de Tricamaro, los vĂĄndalos “desaparecieron como la neblina” en el año 534, dice la Shorter Cambridge Medieval History (Historia medieval abreviada de Cambridge) C. W. PrevitĂ©-Orton, 2 tomos, 1: 189.

Los Ostrogodos bajo Teodorico

Zénon, emperador del Oriente y amigo del papa, anhelaba echar a Odoacro de Italia. Teodorico había asumido el trono del reino ostrogodo. Como era amigo de Zenón, éste le dio permiso para marchar contra Odoacro y apoderarse de Italia. Después de cinco años de guerra, quedó destruido el reino de los Hérulos en Italia y Teodorico estableció sus ostrogodos en la península itålica. Pero ya que era arriano, conservó la ley de Odoacro, que sometía la elección del papa a la aprobación del rey.
Mientras que los catĂłlicos sentĂ­an en esta forma las restricciones de un rey arriano en Italia, sufrĂ­an violenta persecuciĂłn de los vĂĄndalos arrianos en África. Elliott dice: “Los reyes vĂĄndalos no eran solamente arrianos, sino tambiĂ©n perseguidores de los catĂłlicos… bajo el episcopado romano, como en África.” Eduardo B. Elliott, “Horae Apocalypticae”, tomo 3, pĂĄg. 139, nota 3. Vea tambiĂ©n: Eduardo Gibbon, “The Decline and Fall of the Roman Empire”, tomo 3, cap. 37, pĂĄgs. 548-552.
“Los vĂĄndalos se asentaron en África. Los ostrogodos… siguieron… camino de Italia. El año 488, su jefe, Teodorico, recibiĂł del emperador ZenĂłn el encargo de reconquistar Italia de manos de Odoacro, otro general bĂĄrbaro, que en el año 476 habĂ­a formalmente depuesto al emperador occidental. Tras varios años de dura lucha, Teodorico venciĂł a su rival, matĂĄndole por su mano… Aunque, como todos los godos, habĂ­a sido convertido a la herejĂ­a arriana, no perturbĂł el ejercicio de la fe ortodoxa [catĂłlica romana] de sus sĂșbditos italianos.” “Historia del mundo” Editorial Iberia – R. Flenley y W. N. Weech – PĂĄginas 294.
“Al morir Teodorico en 526, el dominio ostrogodo en Italia se derrumbĂł. Teodorico no dejĂł sucesor alguno; raza y religiĂłn separaban a los ostrogodos de los italianos, y el nuevo emperador de Constantinopla, Justiniano, estaba resuelto a imponer su autoridad directa sobre el Imperio de Occidente. El resultado fue que el reino de los ostrogodos desapareciĂł… y con Ă©l el nombre y la fama ostrogĂłtica.” “Historia del mundo” Editorial Iberia – R. Flenley y W. N. Weech – PĂĄginas 294.

El emperador Justiniano del Imperio Romano de Oriente

Tal era la situaciĂłn cuando en 533 Justiniano comenzĂł sus guerras contra los vĂĄndalos y los ostrogodos.
Justiniano tomĂł firme posiciĂłn por el papado y el catolicismo romano y declarĂł oficialmente en 533 que el papa de Roma era la “cabeza de todas las santas iglesias”. Su intenciĂłn y esfuerzo era convertir o eliminar a toda oposiciĂłn de su declaraciĂłn.
El historiador Procopio e informante que participĂł de esas campañas, nos revela en su libro Historia de las guerras que el verdadero propĂłsito de Justiniano al iniciar estas guerras santas consistĂ­a en “proteger a los cristianos”, es decir, a los catĂłlicos, de los arrianos. Procopio, “History of the wars”, 3.10.19.
“El mayor esfuerzo contra la disoluciĂłn del Imperio de Occidente lo efectuĂł Justiniano… habĂ­a un fuerte elemento romano en su infatigable devociĂłn a su Imperio… le servĂ­an dos soldados tan capaces como Belisario y NarsĂ©s… En el año 533, Belisario iniciĂł la lenta reconquista de África de manos de los vĂĄndalos. Italia, despuĂ©s, exigiĂł mĂĄs dura lucha contra los ostrogodos antes de recuperarla.” “Historia del mundo” Editorial Iberia – R. Flenley y W. N. Weech – PĂĄginas 302.
En todas partes los católicos saludaban como libertadores a los soldados del ejército de Belisario, general de Justiniano.
Otro libro de historia lo describe asĂ­: “Justiniano… declarĂł la guerra al reino vĂĄndalo [en el norte de África]… Un ejĂ©rcito mandado por Belisario… puso fin… al pueblo vĂĄndalo…Un ejĂ©rcito mandado por Belisario derrotĂł a los ostrogodos y recuperĂł el dominio de Italia, a partir del 535.” “Historia Universal”, Editorial Oceano, P. 274, 275.
En marzo de 538 Belisario derrotĂł a los ostrogodos fĂĄcilmente que habĂ­an sido diezmados por las enfermedades.  Este fue el acontecimiento militar decisivo cuando, segĂșn dice el historiador Thomas Hodgkin en su libro Italy and Her Invaders [Italia y sus invasores], los soldados catĂłlicos “cavaron la tumba de la monarquĂ­a gĂłtica”. Segunda ediciĂłn, 8 tomos en 9 volĂșmenes, (Oxford, Clarendon Press, 1885-1899) 4:250.
 “Justiniano prosiguiĂł la polĂ­tica de aproximaciĂłn a Roma iniciada por Justino y restaurĂł en su plenitud el catolicismo… presentĂĄndose como defensor de la poblaciĂłn catĂłlica, el ejĂ©rcito… mandado por Belisario, reconquistĂł el reino vĂĄndalo del norte de África y, posteriormente, la PenĂ­nsula ItĂĄlica controlada por los ostrogodos.” “Historia Universal”, Editorial Oceano, P. 286.
Elliott resume asĂ­ el asunto: “PodrĂ­a citar tres miembros de la lista dada al principio que fueron desarraigados de delante del papa, a saber: los hĂ©rulos, bajo Odoacro, los vĂĄndalos, y los ostrogodos.” Eduardo B. Elliott, “Horae Apocalypticae”, tomo 3, pĂĄg. 139, nota 1.

Los tres cuerno arrancados eran las potencias nombradas: los hĂ©rulos, en 493, los vĂĄndalos en 534, y los ostrogodos finalmente en 553, aunque la oposiciĂłn efectiva de esos Ășltimos al decreto de Justiniano cesĂł cuando fueron arrojados de Roma por Belisario en 538. VĂ©ase “Student´s Gibbon”, pĂĄgs. 309-319.
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