El vino de la Babilonia antigua
Cuando Daniel y sus amigos llegaron a Babilonia, tuvieron
que superar varias pruebas. La primera estaba en relación a la comida y a la
bebida. El rey Nabucodonosor les señaló la ración de la provisión de su propia
comida, “y del vino que él bebía.” Dan. 1:5.
Pero “Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la
porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía.” Dan. 1:8.
Algo estaba mal con el vino que bebía el rey, pues iba a
contaminar a Daniel y sus amigos. El problema era que se trataba de un vino
fermentado (alcoholizado) y no de un saludable zumo de uva (mosto).
Después de reconocer Melsar, que estaba puesto por jefe
sobre Daniel y sus amigos, que legumbres y agua eran mejor y más saludables que
la comida y la bebida del rey “se llevaba la porción de la comida de ellos y el
vino que habían de beber y les daba legumbres.” Dan. 1:11-16. Y por supuesto
agua para beber.
La mezcla babilónica
Recordemos que Belsasar, último rey de Babilonia, “hizo un
gran banquete a mil de sus príncipes, y en presencia de los mil bebía vino.
Belsasar con el gusto del vino [cuando ya mostró sus efectos embriagantes],
mandó que trajesen los vasos de oro y de plata que Nabucodonosor su padre había
traído del templo de Jerusalén, para que bebiesen en ellos el rey y sus
grandes, sus mujeres y sus concubinas.”
Esos vasos eran sagrados. En ellos los sacerdotes del pueblo
de Dios del antiguo pacto, depositaban la sangre de los sacrificios (ovejas,
palomas, etc.) que representaban y prefiguraban a Jesucristo, “el cordero de
Dios, que quita el pecado del mundo”. Juan 1:29; Hebr. 9:21.
Al colocar en ellos el vino fermentado de Babilonia durante
esa fiesta impía, en la cual adoraron todo tipo de ídolos y divinidades paganas
(menos al verdadero Dios, Creador de los cielos y de la tierra), los
deshonraron sumamente, cometiendo una terrible blasfemia. Lo que hicieron al
mezclar el vino inmundo en los vasos sagrados fue crear una pecaminosa mezcla
babilónica.
Ellos mezclaron lo santo con lo profano. Lo bueno con lo
malo. Lo justo con lo injusto. Y la verdad con el engaño, el error y la
mentira.
El problema de las dos babilonias (la antigua literal y la
mística del tiempo del fin), es la falsa religión y la falsa adoración
representada por el vino fermentado, pero camuflada magistralmente con los
vasos sagrados de la verdadera adoración de Dios.
Pero Dios no aprueba estas “mezclas abominables y confusas”
de lo verdadero con lo falso. El ser humano debe decidirse y estar claramente
con Dios o con el demonio, como revela San Pablo.
“Antes digo que lo que los gentiles sacrifican, a los
demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagáis
partícipes con los demonios. No podéis beber la copa del Señor, y la copa de
los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los
demonios.” 1 Cor. 10:20, 21.
El que participa de una “mezcla babilónica” está
automáticamente con la copa del diablo.
El vino de la antigua Babilonia literal
“Copa de oro fue Babilonia en la mano del Señor, que
embriagó a toda la tierra; de su vino bebieron los pueblos; se aturdieron, por
tanto, las naciones. En un momento cayó Babilonia, y se despedazó.” Jer. 51:7,
8.
Babilonia realmente fue una copa de oro en la mano del Señor
como acabamos de leer. Pues inicialmente hizo la voluntad de Dios. Recuerde que
Dios entregó su pueblo hebreo en las manos del rey Nabucodonosor de Babilonia,
quien luego se convirtió, aceptando al verdadero Dios y llegando a ser su
siervo. Pero desafortunadamente Babilonia se alejó de todo lo bueno, santo y
justo, convirtiéndose en un sistema religioso engañoso que hizo beber y aturdir
espiritualmente a los pueblos y a las naciones de la tierra con su vino
fermentado, símbolo de sus falsas doctrinas, profecías y divinidades. Y
entonces cae como consecuencia final.
La esencia de Babilonia ha sido desde un inicio la
confusión. Babel mismo significa confusión, como vimos en los primeros temas de
este seminario. Recuerde que Nimrod fue el fundador inicial de este reino
impío, construyendo la torre de Babel, cuyo objetivo era alcanzar el cielo por
sus propios esfuerzos y sin la necesidad de Dios, ni del perdón de los pecados.
Dios intervino y paralizó la obra mediante la confusión de lenguas. Gén. 11:7,
9; Jer. 51:53.
El vino de la mística Babilonia del tiempo del fin
Dios inspiró a su profeta Jeremías y a su profeta Juan
(quien escribió el Apocalipsis aproximadamente 600 años más tarde) acerca de
ambas Babilonias prácticamente de la misma manera. Los siguientes tres pasajes
que hablan acerca de este tema aparecen en diferentes capítulos del Apocalipsis
porque ésta cuestión es tema principal de casi toda la segunda mitad del
Apocalipsis. Verá que esta comparación complementa los paralelismos entre “las
dos babilonias” que estudiamos en el tema anterior.
“Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad, porque ha
hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación.” Ap.
14:8.
“Ha caído, ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho
habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda
ave inmunda y aborrecible. Porque todas las naciones han bebido del vino del
furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los
mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites.” Ap.
18:2, 3.
mujer ebria de la sangre de los santosUno de los siete
ángeles que lleva una de las siete plagas apocalípticas que se derramarán sobre
la Babilonia mística del fin, dice a San Juan: “Ven acá, y te mostraré la
sentencia contra la gran ramera, la que está sentada sobre muchas aguas; con la
cual han fornicado los reyes de la tierra, y los moradores de la tierra se han
embriagado con el vino de su fornicación… Y la mujer estaba vestida de púrpura
y escarlata, y adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas, y tenía en la
mano un cáliz de oro lleno de las abominaciones y de la inmundicia de su
fornicación; y en su frente un nombre escrito, un misterio: Babilonia la
grande, la madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra. Vi a la
mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de
Jesús; y cuando la vi, quedé asombrado con gran asombro.” Ap. 17:1, 2, 4, 5, 6.
Los pasajes que acabamos de leer contienen varios símbolos
que tenemos que aclarar para entenderlos bien.
Antes de una sentencia hay un juicio, lo que nos indica que
la Babilonia moderna también ha sido colocada en la balanza justa de Dios y
hallada falta, igual que la antigua, pues cae y recibe las plagas, igual que la
antigua. Vea: Prov. 16:11; Dan. 5:27, 28; Ap. 18:4; Jer. 51:56.
Una mujer representa en la simbología bíblica y profética
una Iglesia o Religión, siendo Dios su marido o esposa. Vea: 2 Cor. 11:2; Is.
54:5; Oseas 2:16, 19, 20, etc. La relación que Dios desea tener con su mujer es
la siguiente. El desea guiarla, sostenerla, amarla y cuidarla, etc. Y Dios
exige de su mujer que le sea leal, fiel y obediente, etc. Babilonia es
representada como una gran ramera. Una ramera es una mujer (Iglesia o Religión)
que tuvo relaciones ilícitas y prohibidas.
Como explica el pasaje, esta mujer tuvo relaciones
prohibidas pues fornicó con los reyes de la tierra, es decir con la política
mundial, lo que la convirtió en ramera. La Iglesia abandonó a Dios y le fue
infiel al buscar el sustento y los beneficios de los poderes temporales de la tierra
al unirse ilícitamente con la política mundial, convirtiéndose en Iglesia
Estatal. La Biblia es clara: Ningún fornicario entrará en el reino de Dios. Su
fin será en el lago de fuego. Vea 1 Cor. 6:9, 10; Gálatas 5:19-21; Ap. 21:8. Lo
que significa que esta religión está en perdición. 2 Tes. 2:3.
Esta Iglesia o Religión apóstata está sentada sobre muchas
aguas. Lo que significa que está asentada a nivel mundial pues “las aguas que
has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y
lenguas.” Ap. 17:15; Is. 17:12.
Por consiguiente pudo emborrachar a los moradores de la
tierra quienes se han embriagado con el vino de su fornicación. Este “vino”
tiene una aplicación simbólica como también literal. En su aplicación literal
esta religión caída utiliza y permite el uso de bebidas alcohólicas, causando
terribles consecuencias a nivel mundial. Pero en la aplicación simbólica, su
vino se refiere a las falsas doctrinas y enseñanzas que transmite, las cuales
“emborrachan, embriagan y confunden” a las naciones y a los moradores de la
tierra.
El pasaje describe a esta religión babilónica vestida de
púrpura con un cáliz de oro en su mano llena de abominaciones y de la
inmundicia de su fornicación. Aquí encontramos la perfecta repetición de la
Babilonia literal de antaño. Recuerde que Belsasar ofreció al tercer hombre de
su reino un vestido de púrpura. Además utilizó los vasos sagrados de oro (cáliz
de oro) del templo de Dios para introducir en ellos su vino fermentado que en
esta aplicación representa las abominaciones de su apostasía y de la inmundicia
de su fornicación. Dan. 5:1-4, 16.
Una vez que la mujer embriagó a los moradores de la tierra
con el vino de su fornicación, ella misma se embriagó. Pero lo hizo con la
sangre de los santos y de los mártires de Jesús. Ocurrió así: Después que la
Iglesia apóstata confundió a las poblaciones con sus falsas doctrinas y
enseñanzas (vino simbólico) y entretuvo a las muchedumbres con el vino literal
en sus impías fiestas babilónicas, ella pudo perseguir, torturar y matar
libremente y con amplio apoyo de las masas engañadas, a aquellos hijos de Dios
que decidieron no participar en la apostasía generalizada.
La Babilonia del fin impone su adoración errada nuevamente
mediante la fuerza, utilizando como instrumento de sometimiento un decreto de
muerte, igual como lo hizo Nabucodonosor de la Babilonia antigua, mediante la
imposición dictatorial y la amenaza del horno de fuego para la adoración de su
estatua de oro. Y en la Babilonia final la mujer (la falsa religión) se
embriagará nuevamente con la sangre de los santos y de los mártires de Cristo.
Dan. 3; Ap. 14:15; 12:17; 20:4.
Tal como la Babilonia antigua vivió en pecado (transgresión
de la ley divina – según 1 Juan 3:4), imponiendo la adoración de una estatua, lo
cual prohíbe el segundo de los diez mandamientos de Dios; la Babilonia moderna
del fin vive también en pecado imponiendo de la misma manera la adoración de
una imagen, forzando sobre las naciones la desobediencia hacia los mandamientos
divinos. Ap. 18:4; Éx. 20:4-6; 2 Tes. 2:3; Sant. 2:10; Ap. 12:17.
Volviendo a la esencia de este tema podemos decir,
resumiendo hasta aquí, que la falsa religión o Iglesia apóstata utiliza,
permite y ofrece vino fermentado, alcoholizado. Lo que significa que la
religión babilónica antigua y moderna emborracha, confunde, aturde, embriaga y
engaña espiritualmente y físicamente a los moradores de la tierra.
Abstinencia total para todos los líderes religiosos
La Palabra de Dios es muy clara. Ella prohíbe
terminantemente el uso de las bebidas alcohólicas en general. Pero con mucho
más énfasis para los líderes religiosos; aquellas personas que tienen un
trabajo espiritual de transmitir la Palabra de Dios a las masas o intermediar
entre Dios y el hombre. Como los sacerdotes, profetas, pastores, teólogos,
obispos, ancianos, diáconos, etc. Analizaremos los siguientes versículos:
“Pero también éstos erraron con el vino, y con sidra se
entontecieron; el sacerdote y el profeta erraron con sidra, fueron trastornados
por el vino; se aturdieron con la sidra, erraron en la visión, tropezaron en el
juicio.” Is. 28:7.
Aquí vemos que el alcohol confunde, trastorna, entontece y
aturde a los sacerdotes y profetas y los hace errar en visión (profecía) y
tropezar en el juicio (justicia). Con razón la religión babilónica enseña
falsas profecías (recuerde a Nabucodonosor y la estatua de oro que enseñaba una
Babilonia eterna) y la Babilonia final está relacionada también con las falsas
profecías. Vea Ap. 19:20. Además tropieza en juicio al ser injusta imponiendo
lo erróneo y persiguiendo a los que no participan en su apostasía.
Es por eso que Dios prohíbe estrictamente el uso de bebidas
alcohólicas a los que entran en el templo de Dios para ministrar como veremos
en el versículo siguiente. Pues únicamente así tendrán la lucidez necesaria
para discernir entre lo limpio y lo inmundo y para enseñar al pueblo a hacer
diferencia entre lo santo y lo profano.
“Ninguno de los sacerdotes beberá vino cuando haya de entrar
en el atrio interior [en el templo de Dios]… Y enseñará a mi pueblo a hacer
diferencia entre lo santo y lo profano, y les enseñarán a discernir entre lo
limpio y lo no limpio.” Ez. 44:21, 23.
El asunto es tan serio, que Dios advierte para sanción de
muerte, que nadie del sacerdocio perpetuo debe entrar jamás en el templo de
Dios (Iglesia) habiendo tomado bebidas alcohólicas.
“Y el Señor habló a Aarón diciendo: Tú, y tus hijos contigo,
no beberéis vino ni sidra cuando entréis en el tabernáculo de reunión, para que
no muráis; estatuto perpetuo será para vuestras generaciones, para poder
discernir entre lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo limpio.” Lev.
10:8-10.
Cuando la Biblia describe los requisitos para los obispos
(ancianos) indica que “es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de
una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar, no
dado al vino,” etc. 1 Tim. 3:1-4. Vea también Tito 1:7, 8. Exactamente lo mismo
instruye para los diáconos y sus esposas. 1 Tim. 3:8-11. Y a los ancianos y a
las ancianas. Tito 2:2, 3.
San Pedro enseña que en el Nuevo Pacto del Nuevo Testamento
todos los creyentes en Cristo Jesús son llamados “sacerdocio santo” o “real
sacerdocio”. 1 Pedro 2:5, 9. ¡Esto significa que ningún cristiano debe tomar
bebidas alcohólicas! Estamos llamados a la abstinencia total y a la sobriedad
continua.
De paso sea dicho que la Biblia menciona solamente el vino y
la sidra como bebidas alcohólicas. Esas bebidas llegaron en aquel entonces,
cuando fueron escritas las Sagradas Escrituras, solamente a un grado máximo de
14% de alcohol por sus procesos primitivos de fermentación. Con mucha más razón
el Señor prohibiría las bebidas alcohólicas de la actualidad que son mucho más
“fuertes”.
Los dos tipos de vino en la Biblia
Hay abundantes pasajes en las Sagradas Escrituras que
condenan el uso del vino (alcohol).
Uno de los más figurativos que muestra las terribles
consecuencias del alcohol es el siguiente:
La esclavitud del Alcoholismo“¿Para quién será el ay? ¿Para
quién el dolor? ¿Para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿Para quién
las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos? Para los que se
detienen mucho en el vino, para los que van buscando la mistura. No mires al
vino cuando rojea, cuando resplandece su color en la copa. Se entra suavemente;
Mas al fin como serpiente morderá, y como áspid dará dolor. Tus ojos mirarán
cosas extrañas, y tu corazón hablará perversidades. Serás como el que yace en
medio del mar, o como el que está en la punta de un mastelero. Y dirás: Me
hirieron, mas no me dolió; Me azotaron, mas no lo sentí; Cuando despertare, aún
lo volveré a buscar.” Prov. 23:29-35.
En este pasaje el alcohol es relacionado directamente con el
veneno de la serpiente, siendo ésta símbolo del diablo y Satanás. Ap. 12:9. La
parte final del pasaje muestra su efecto vicioso.
Los siguientes dos versículos muestran que el alcohol es
contrario al Espíritu Santo. Presenta solo dos posibilidades: ¡O estamos llenos
de alcohol (embriagados) o llenos del Espíritu Santo!
Acerca de Juan el Bautista el ángel dijo: “Será grande
delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo…” Luc.
1:13-15.
“No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución;
antes bien sed llenos del Espíritu.” Ef. 5:18.
Con razón la Biblia muestra el consumo de alcohol como obra
de la carne, que está en oposición a los frutos del Espíritu.
“Y manifiestas son las obras de la carne, que son:
adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías,
enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias,
homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las
cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales
cosas no heredarán el reino de Dios.” Gál. 5:19-21.
Hay algunos pasajes en las Sagradas Escrituras que aprueban
el uso del vino.
Hablando acerca de las obras de Dios. “Él hace producir el
heno para las bestias, y la hierba para el servicio del hombre, sacando el pan
de la tierra, y el vino que alegra el corazón del hombre, el aceite que hace
brillar el rostro, y el pan que sustenta la vida del hombre.” Sal. 104:14, 15.
“He aquí vienen días, dice el Señor, en que el que ara
alcanzará al segador, y el pisador de las uvas al que lleve la simiente; y los
montes destilarán mosto, y todos los collados se derretirán.” Amós 9:13.
“De aceite, de mosto y de trigo, todo lo más escogido, las
primicias de ello que presentarán al Señor, para ti las he dado… porque a los
levitas he dado por heredad los diezmos de los hijos de Israel, que ofrecerán
al Señor en ofrenda.” Números 18:12, 24.
Jesús transformó el agua en vino en las bodas de Caná. Juan
2.
El dualismo del la palabra “vino” en la Biblia
Vino en la BibliaComo hemos visto, hay versículos bíblicos
que condenan y otros que aprueban el vino en la Biblia. Gracias a Dios es
sencillo resolver esta aparente contradicción. La Biblia usa la palabra vino en
forma genérica. La palabra hebrea “yayin” y la palabra griega “oinos” son
traducidas ambas como vino en su significado dual. Es por eso que ¡hay que leer
el contexto!, pues éste revela claramente si se trata de un vino aprobado (sin
fermento) o reprobado (fermentado – alcoholizado).
En algunos versículos que acabamos de leer aparece la
palabra mosto. Vea Números 18:12, Amós 9:13.
El diccionario lo define así: “Mosto = Zumo exprimido de la
uva, antes de fermentar y hacerse vino”. Diccionario Enciclopédico, Oceano Uno
Color, pág. 1099.
¡Los sacerdotes recibieron como diezmo obviamente mosto, es
decir zumo de uva o vino sin fermento!
Los efectos dañinos del alcohol (vino fermentado)
He aquí algunos datos que muestran la seriedad de esta
situación. Solamente en Inglaterra, el alcohol es causante directo de
aproximadamente 33.000 muertes al año. Además es responsable por el 25% de los
arrestos y por el 65% de los crímenes violentos. Hay fiscales que dicen que 4
de cada 5 crímenes están relacionados a las bebidas alcohólicas. Solamente en
Alemania hay aproximadamente 6 millones de alcohólicos. Incluso hay una clínica
especializada en desintoxicación para sacerdotes católicos. Es increíble pero
tan solo en los Estados Unidos de América son 100 millones de cristianos que
toman alcohol.
FRANKFURT/MAIN (EPD): Siete a diez porcientos en las dos
grandes Iglesias de Alemania tienen problemas con algún vicio, según los datos
de los expertos. Según las estimaciones, de los aproximadamente 20.000
sacerdotes católicos y de los 25.000 pastores evangélicos, entre 3.500 y 4.500
son viciosos, dependientes del alcohol y de tabletas, escribe la psiquiatra y
psicoterapeuta Bernhard Mäulen (Villingen-Schwenningen) en su artículo que
apareció en la revista profesional acerca de vicios “Konturen” que aparece en
la localidad de Weyarn en Bavaria, Alemania.”
http://www.buerger-beobachten-kirchen.de/mysterioeses/index.html#50646696a714eae33
La terapeuta Andrea Gensel dice: “Muchos sacerdotes
católicos son homosexuales y tienen una relación con un hombre adulto o una
mujer o incluso tienen hijos. El hecho que esto se ignora simplemente conduce a
problemas sicológicos y lleva a muchos al vicio del alcohol. Varios sacerdotes
me han contado, que la propia clínica especial para adicción de la Iglesia
católica está reservada por años. Pero también este hecho se pasa por alto a
causa de la escasez de personal, hasta que el sacerdote se tambalea hacia el
altar.”
http://www.tagesspiegel.de/berlin/gespraechstherapeutin-andrea-gensel-viele-priester-sind-einsam-wuetend-und-verzweifelt/1679742.html
La serpiente y el Alcohol¡Todo lo que crea un vicio es del
diablo! Con razón que el vino fermentado (alcoholizado) es relacionado
directamente con el diablo, la serpiente antigua. Ap. 12:9. Acerca del vino
fermentado dice el salmista acertadamente: “Mas al fin como serpiente morderá,
y como áspid dará dolor” Prov. 23:32.
El diccionario define Áspidasí = “Víbora europea muy
venenosa y serpiente venenosa del norte de África.” Oceano Uno Color,
Diccionario Enciclopedico, pág. 147.
Y tal es el alcohol. Es una bebida diabólica que envenena,
intoxica y mata a su presa lentamente.
¡Nadie quiere ser alcohólico! Todos que toman bebidas
alcohólicos comienzan con una cerveza, un vino o un champán. Todos comienzan
tomando de vez en cuando. Todos los alcohólicos comenzaron tomando
moderadamente. Pensaron poder dominar esta serpiente venenosa. Pero ésta se fue
fortaleciendo con el tiempo y la costumbre de tomar bebidas alcohólicas. Y
finalmente la víbora creció de tal manera que terminó dominando al hombre. Este
ya no tiene la fuerza para deshacerse de ella.
¡Dios nunca esclavizaría ni amarraría a sus criaturas a
vicios dañinos! Cristo nunca envenenaría ni intoxicaría a sus criaturas. Más al
contrario. ¡Es Jesucristo el que libera al hombre de sus lazos pecaminosos!“Asi
que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” Juan 8:36.
Alcohol no es un alimento sino un veneno
Algunos dicen que el alcohol es un alimento. Pero para ser
calificado como alimento tiene que nutrir el cuerpo.
Dr. Haven Emerson, profesor de práctica de salud pública de
la Universidad Columbia, un autor reconocido en el problema del alcohol dice lo
siguiente: “Alcohol no es un alimento y nunca debería ser relacionado para este
propósito.”
Alcohol no es un alimento sino un venenoHewitt, Donald W. MD
dice en su libro: “Alcohol solo provee calorías y causa intoxicación cuando se
lo toma como se toma comida ordinaria…. Así que el alcohol no es un alimento y
no es un buen nutriente.” Everything you wanted to know about alcoholism but
where to drunk to ask! (¡Todo lo que querías saber acerca del alcoholismo pero
estabas demasiado borracho para preguntar!) Ministries Distribution Services,
Wichita, USA, página 63.
Además cita en su libro al Doctor Anthony Zeleny, profesor
jubilado de la Universidad de Minnesota, que tiene lo siguiente que decir:
“Alcohol… no es un alimento porque es a la vez un veneno… un narcótico que crea
un hábito y es dañino. Substancias que son narcóticos, dañinos o venenosos no
pueden ser clasificadas como alimento, aunque contribuya algún elemento de
valor al cuerpo o no. Bebidas alcohólicas se toman generalmente por su efecto
narcótico y no por su contribución útil de energía.” Ibid,página 62, 63.
Hewitt escribe además: “El libro anual de cerveceros de los
Estados Unidos de América declaró hace años: “Químicos y cerveceros admiten
que, el valor nutricional del alcohol y también de la cerveza es prácticamente
inconsiderable… la cantidad necesaria para nutrir el sistema sería tan grande
que actuaría como un veneno.”
La evidencia médica demuestra que la declaración que alcohol
es un nutriente es totalmente falsa. Y no solamente esto. La evidencia muestra
que el alcohol es un veneno. Lejos de nutrir el cuerpo, el alcohol vacía el cuerpo
de vitaminas y lleva a deficiencias severas en vitaminas de complejo B. Vacía
el cuerpo de zinc y magnesio. Destruye el apetito, empeorando toda deficiencia
nutricional ya presente. Además está relacionado con una variedad de
enfermedades físicas y mentales. Esto incluye desordenes del hígado,
enfermedades del corazón y hipertensión, etc. Además causa:
Náuseas o vómitos (Prov. 23:20, 21; Oseas 7:5; Is. 19:14;
Salmos 60:3).
Distorsión en la percepción de la realidad (Is. 28:7; Prov.
23:22).
Deterioro de la capacidad de tomar decisiones responsables
(Levítico 10:9-11).
Debilitamiento de la sensibilidad moral (Gén. 9:21; 19:32;
Habacuc 2:15; Is. 5:11, 12).
Memoria dañada (Prov. 31:5).
No es difícil entender porque el consumo de bebidas
alcohólicas lleva a descalificar las personas del servicio religioso y civil
(Prov. 31:4, 5; Lev. 10:9-11; Ez. 44:21, 23; 1 Tim. 3:2-5; Tito 1:7, 8).
Los efectos benéficos del zumo de uva (mosto o vino no
fermentado)
Racimos de uvas“Así ha dicho el Señor: Como si alguno hallase
mosto en un racimo, y dijese: No lo desperdicies, porque bendición hay en él.”
Is.65:8.
El vino bueno (sin fermento) es realmente una gran bendición
y un remedio impresionante pues provee y contiene beneficios y efectos
nutricionales integrales.
En su estado natural el zumo de uva es una bebida
placentera. El zumo de uva fresca es a la vez dulce y nutriente y un alimento
importante. Contiene una gama amplia de vitaminas: A, B1, B2, C y una
abundancia de minerales, incluyendo el calcio, cloro, hierro, magnesio,
manganeso, fósforo, potasio, silicio y azufre. Es una excelente fuente de
azúcares naturales (fructuosa) proveedores de energía. Uvas están entre los
remedios más finos. Su abundancia de minerales ayuda a purificar y construir la
sangre, y estimula al hígado de incrementar su actividad purificadora. Zumo de
uva aumenta la circulación sanguínea y previene la coagulación de la sangre.
Con mucha razón la Biblia dice que el zumo de uva fresca “… alegra el corazón
del hombre….” Sal. 104:15.
Se lo utiliza para tratar la indigestión, eliminar el ácido
úrico, y mejorar el flujo urinario. El extracto de las semillas de la uva es
valorable para nuestro sistema de defensa inmunológico. Mata algunos tipos de
bacterias y desactiva algunos virus incluyendo el herpes. Las semillas
contienen componentes llamado flavonoides que promueven el crecimiento y la
reparación de tejido conectivo. Además tienen múltiples beneficios para el
sistema cardiovascular, incluyendo tratamientos para pequeños trastornos como
venas varicosas y arteriosclerosis.
Flovanoides se encuentran también en las capilares de los
ojos; por tanto el extracto de semillas de uvas es una ayuda beneficiosa en el
tratamiento de muchos problemas de ojos.
Las pieles de las uvas están repletas de Carotenoides,
Betacarotenos y otras sustancias antioxidantes como el resveratrol que ayuda a
prevenir la transformación de la mayoría de las células sanas de la piel en
células cancerígenas. El zumo de uva ha sido utilizado exitosamente en el
tratamiento de cáncer de piel, porque ayuda en el proceso de purificar y
desintoxicar.
¡TODA LA BENDICIÓN SE DESTRUYE MEDIANTE LA FERMENTACIÓN!
Los dos vinos
De esta manera queda establecido que existen dos vinos que
la Biblia menciona. El sin fermento y el con fermento. El bueno y el malo. El
saludable y el nocivo. El que tiene efectos beneficiosos para la salud y el que
destruye la salud. El de bendición y el de maldición. El que deja sobrios y el
que emborracha. El representado por la sangre de Cristo y el representado por el
veneno de la serpiente. El que beberemos en el reino de Dios y el que no
permite entrar en el reino de Dios. Con razón que la Biblia presenta una copa
del Señor y una copa de los demonios.
El vino de las bodas de Caná
Jesús transformó, en su primer milagro durante las bodas de
Caná, agua en vino. ¿Cuál de los dos vinos hizo para que los novios y los
invitados tomen? ¿El sin fermento o el fermentado? La respuesta es obvia. ¡El
Señor nunca actuaría en contra de su propia Palabra! ¡Él nunca animaría a tomar
bebidas alcohólicas entregando al ser humano al veneno tóxico de la
“serpiente”, provocando decadencia moral y física! ¡Jesucristo nunca prepararía
y ofrecería un vino fermentado que causa borrachera, impidiendo a la gente
entrar en el reino de Dios! ¡Jesús hizo obviamente el buen vino, el zumo de
uva, el mosto, el vino sin fermento! Tal como lo indica el maestresala de la
boda haciendo diferencia entre el buen vino y el inferior diciendo: “Todo
hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el
inferior; mas tú has reservado el buen vino hasta ahora.” Juan 2:1-12.
El vino de la santa cena del Señor
En la Biblia el fermento es símbolo de pecado. 1 Cor. 5:6-8;
Marc. 8:15. Es por eso que los agentes de fermento (la levadura) fueron prohibidos
por Dios durante la fiesta de la pascua pues son símbolo de corrupción. Durante
la pascua Dios instituyó que se preparen tan solo panes sin levadura.
Jesús parte el pan“Por los siete días comerán los panes sin
levadura, y no se verá contigo nada leudado, ni levadura en todo tu
territorio.” Éxodo 13:7.
Jesús partió el pan y repartió el vino en la Cena del Señor
recordando la Pascua.
“Llegó el día de los panes sin levadura, en el cual era
necesario sacrificar el cordero de la pascua… Y mientras comían, tomó Jesús el
pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos y dijo: Tomad, comed; esto
es mi cuerpo. Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo:
Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos
es derramada para remisión de los pecados. Y os digo que desde ahora no beberé
más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros
en el reino de mi Padre.” Lucas 22:7; Mateo 26:26-29.
Vino de la Santa CenaLa razón porque los panes eran sin
levadura, es decir sin fermento, es porque representaban el cuerpo puro y sin
pecado del Señor Jesucristo. De la misma manera el contenido de la copa que el
Señor compartió era el fruto de la vid, tal como lo indica Jesús. Obviamente se
trataba del zumo de uva sin fermento tal como indicó la instrucción divina para
la fiesta de la pascua: “Por los siete días comerán los panes sin levadura, y
no se verá contigo nada leudado, no levadura en todo tu territorio.” Éxodo
13:7.
El cordero que fue sacrificado representaba al Señor
Jesucristo que sería sacrificado como el “Cordero de Dios que quita el pecado
del mundo.” Juan 1:29.
El zumo de uva representaba la sangre de Cristo en la cual
hay vida. Lev. 17:11. Y sin derramamiento de sangre no hay perdón de pecados.
Hebr. 9:22.
“Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de
vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como
oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin
mancha y sin contaminación.” 1 Pedro 1:18, 19. La sangre de Cristo es poderosa
para limpiar nuestras conciencias de obras muertas para que sirvamos al Dios
vivo. Hebr. 9:11-14.
Jesús dice: “Yo soy la vid verdadera.” Juan 15:1, 5. ¡La
sangre de Jesús no es un producto degenerado por fermentación!
Después de la santa cena Jesús dijo: “No beberé más de este
fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino
de mi Padre.” Lucas 22:7; Mateo 26:29.
Allá en el reino de Dios volveremos a tomar el buen vino con
Jesús. Pero los borrachos no heredarán el reino de Dios. 1 Cor. 6:9-11.
¡Debemos tomar vino… claro que sí! ¡Pero no cualquier vino!
Sino el buen vino sin fermento. El recién exprimido zumo de uva. El mosto natural
y nutriente.
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